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ALICIA GÓMEZ | Presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (Seden)

"Los pacientes renales tienen que adaptar la diálisis a su vida y no al revés"

"El tratamiento domiciliario de los enfermos de nefrología no es más barato, pero ahorra dinero en personal, en transporte y en medicación"

Alicia Gómez, presidenta de la Seden, ayer, en el Calatrava. E. F.

Veinticinco mil personas en España necesitan diálisis para vivir y otras 25.900 lo hacen gracias a un trasplante real. Para ellos el cuidado del personal sanitario será trascendental durante muchos años. Alicia Gómez, del Hospital Universitario del Henares, en Madrid, preside desde hace un año la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (Seden). Esta semana celebra en Oviedo su congreso nacional, al que asisten cerca de setecientos profesionales.

-¿Con qué preocupaciones llega el personal de enfermería a su 41º congreso?

-Tratamos de abarcar todas las áreas que afectan al paciente nefrológico. Ahora nos referimos a ellos como personas que padecen una enfermedad renal crónica avanzada, porque antes que pacientes son personas.

-¿Un cambio de actitud hacia los enfermos?

-Sí. Los enfermos tienen más confianza con el personal de enfermería que con los nefrólogos, la bata blanca impone y nosotros pasamos mucho tiempo con ellos, en hemodiálisis o entrenándoles si se van a dializar en casa. Llegan a ser tu familia.

-Cada vez más pacientes se dializan en casa.

-Nosotros informamos al paciente de todas las terapias sustitutivas renales y él decide, ese es su derecho. Tiene que adaptar la hemodiálisis a su vida, no su vida a la hemodiálisis. Hay gente joven, que tiene una vida laboral, hijos... y no puede permitirse estar un día sí y un día no dependiendo de ambulancias y trasladándose a hospitales. En casa, en ese tipo de paciente, el resultado es mejor, porque puede mantener su vida cotidiana, familiar y laboral, y física y psicológicamente están más fuertes.

-¿Aumenta la cifra de enfermos renales?

-Ahora detectamos primero la enfermedad. Antes el paciente iba por urgencias, por que se encontraba mal, y de pronto tenía un catéter y estaba con una hemodiálisis de emergencia. Ahora los médicos de familia nos los derivan antes y con medicación, hábitos saludables y buena educación. A lo mejor esa persona con enfermedad renal crónica no llega a entrar en tratamiento sustitutivo o tarda más en hacerlo.

-¿Para quién se reserva el hospital?

-Los que no quieren saber nada de su enfermedad y prefieren venir al hospital y dejarse hacer. También, como la supervivencia es cada vez mayor, hay personas muy mayores que no se lo pueden realizar a sí mismos o no tienen a nadie que se lo puede hacer. En el extranjero hay equipos de diálisis domiciliaria, y en eso tenemos mucho por hacer.

-¿La diálisis domiciliaria es un ahorro para la Administración sanitaria?

-La diálisis en el domicilio, en sí misma, no es más barata, pero sí se ahorra dinero en personal, tanto de enfermería como en especialistas. Para veinticinco pacientes en técnica domiciliaria se necesitan dos enfermeras y un nefrólogo; para una técnica de hemodiálisis en un hospital se necesitan seis enfermeras y dos nefrólogos. Y también se ahorra en transporte sanitario. Y en medicación: cuando se dializa a domicilio como se dedican más horas se necesita menos medicación. Luego, nuestra labor es vigilar que lo hagan bien. Tienen sus análisis y controles, reeducación, atención telefónica y las puertas están abiertas siempre. Los que vienen al hospital están más observados, pero no por eso están mejor o peor atendidos.

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