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Una noche de patrullas y copas

Los agentes toman la pista

Los jóvenes tiraron las sustancias prohibidas que tenían guardadas -la mayoría piedras de hachís ("chinas") y canutos de marihuana- para evitar que un pastor belga y un labrador les señalasen directamente. "Debe haber una redada", dijeron los que permanecieron agolpados en el exterior.

El protocolo del operativo estaba perfectamente diseñado. Primero entraba el Cuerpo Nacional de Policía, localizaba a los menores de 16 años y comprobaba si alguno estaba consumiendo alcohol. Paralelamente, en la puerta, sus compañeros impedían la entrada o salida de nuevos clientes hasta que concluyeran las identificaciones, mandaban salir a los que pasaban de 16 y al resto les levantaban un acta junto a la Policía Local. "Nosotras no tenemos pulsera y por eso no nos sirven alcohol, Pero vamos, menos mal que no estábamos dentro". Un grupo de chicas explicó que en algunos locales de ocio nocturno deben enseñar el DNI antes de entrar para que, en función de su edad, les pongan una cinta identificativa en la muñeca. Así, a los camareros les resulta más fácil saber si pueden serviles alcohol o no.

La mayor preocupación de los chavales que terminaron la noche con un papel amarillo marcado con el sello policial era que sus padres se enterasen de lo sucedido. "Estate tranquilo, tío. Si te dijeron que no tiene consecuencias legales, pues ya está. Te han pegado el toque. Nada más". Los quinceañeros trataron de animarse unos a otros y los que se habían salvado por los pelos, con 16 recién cumplidos, respiraron aliviados. Sin embargo, según el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, la intención es notificar lo sucedido a las familias como parte importante de la campaña de protección de menores, del cumplimiento de los horarios hosteleros y del respeto de la normativa de Espectáculos Públicos.

Fernández insiste en que este operación no tiene nada que ver con las patrullas "antibotellón" que el Ayuntamiento puso en marcha el 20 de febrero los fines de semana y festivos con el objetivo de controlar desde la compra y transporte de las bebidas alcohólicas, hasta su consumo en la calle. Y en la que se han levantado actas por consumo de alcohol en vía pública, incumplimiento de la normativa de terrazas, tomar bebidas fuera del establecimiento habiendo sacado los vasos del interior o miccionar en la acera.

De hecho, el operativo de la noche del sábado forma parte de una campaña de actuaciones periódicas previstas próximamente por ambos cuerpos policiales en el casco antiguo y otros barrios. El proyecto surgió tras las protestas de los vecinos, que incluso mantuvieron reuniones con los responsables del área de Seguridad Ciudadana.

Sin embargo, ni los vecinos del entorno (tanto del casco antiguo como del Milán), ni los transeúntes que vieron el despliegue policial de la noche del sábado, pensaron, a primera vista, que se trataba de la inspección de varios establecimientos hosteleros. "Este operativo será por los Premios Princesa de Asturias", comentaron algunos al pasar por delante de los ocho coches policiales estacionados en la plaza del Ayuntamiento a eso de las 22.45 horas. Y es que las actividades relacionadas con la ceremonia de entrega de esos galardones, que será el viernes en el teatro Campoamor, comienzan esta semana. "Ha pasado algo gordo", dijeron otros al ver caminar juntos por el casco antiguo a una veintena de agentes, y, al rato, a dos perros de la unidad de guías caninos.

Los motivos de las tres detenciones realizadas al final de la intervención conjunta no han trascendido más allá de que en el caso de dos de ellas fue por resistencia a la autoridad, y que la tercera persona estaba en busca y captura.

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