Si hay una persona que conoce la obra de Gustavo Bueno es el profesor jubilado e investigador Tomás García López. "El mejor elogio que me han hecho es llamarme fiel escudero de Gustavo Bueno", afirmó ayer, durante la conferencia que ofreció en la sede de la Fundación Gustavo Bueno. Dos meses y diez días después de la muerte del filósofo asturiano de adopción, su amigo y estudioso de su obra, presentó ayer las principales conclusiones de un exhaustivo análisis que ha realizado de todos los comentarios y noticias que se han publicado durante este tiempo sobre el adiós de Gustavo Bueno. Y lo hace a partir de tres conceptos: su figura, la muerte y la repercusión. "Bueno es un filósofo irrepetible porque es el filósofo del siglo. Y lo es porque su sistema filosófico es capaz de reducir a todos los demás y estos no pueden ofrecer una réplica contundente. Los franceses le otorgaron este privilegio a Jean Paul Sartre, pero es ridículo. El existencialismo no es un sistema completo, lo desborda el materialismo filosófico de Bueno".

En cuanto al concepto de muerte, Tomás García subrayó que la de Bueno "fue una muerte natural y estoica, atendiendo a la propia nomenclatura que él le da en su Tratado de Bioética. También lo fue su vida pública, basada en el trabajo y la constancia". El último de los conceptos, la repercusión, llevó a Tomás García a hacer un minucioso análisis de los escritos y artículos que se publicaron en diferentes medios de comunicación y portales digitales. "Unos tienen una honradez intelectual adorable, otros en absoluto, y dicen muy poco de sus autores", afirmó. Recordando títulos, frases sueltas o fragmentos de estos escritos, García los dividió en tres categorías según las acepciones de repercusión a la que se referían. Los primogenéricos, "de carácter metafórico, que hablan de Bueno como un volcán, una luz del pensamiento o un torrente". Los segundogenéricos, que incluyen a los que "hablan de lágrimas, en su sentido filosófico, como el que le dio Platón en 'Fedón'; a los encomios," reconocimientos con componente laudatorio", a los escritos piadosos "de amigos de Bueno que han tenido desconsideraciones o de exalumnos que ahora se quieren desmarcar"; y a las tumoraciones benignas "escritas por personas escépticas con su obra, pero con las que se puede discutir", y las malignas "que, como hizo Marx, yo llamo Miserias. Porque desconocen profundamente aquello a lo que pretenden atacar". Por último, estarían los textos que hablan de la repercusión de bueno relacionándolo con la idea de trascendencia. "Aquí se incluyen a todos los que tienen que ver con homenajes hablados, plásticos, escritos, que han sido más de 76, o pragmáticos, que nos incitan a la acción para realizarlos y a seguir manteniendo viva su obra".