De las vivencias personales profundas pueden surgir testimonios sinceros, casi brutales, que en muy pocas palabras sintetizan problemas sobre los que se han escrito millones de páginas. Dos ejemplos. Silvia Menéndez Rodríguez, avilesina, sufrió un cáncer de mama cuando tenía 23 años: "Cuando vas por la calle sin pelo, te pones a dar dos besos a una persona, y se aparta de ti como si tuviera miedo a que la contagies, la sensación es terrible, mucho más dura que aguantar la quimioterapia". Otra aseveración de esta joven avilesina: "Me di cuenta de que quizá necesitaba un cáncer. Estaba totalmente descaminada y la enfermedad me ayudó a valorarme a mí misma y a valorar la vida, que muchas veces no la valoramos". El segundo ejemplo viene de Marián Bueno Castán, psicóloga gijonesa, a quien diagnosticaron un cáncer de mama en 2008 y dos metástasis en 2013: "Soy psicóloga y, de golpe, me vi sin herramientas mentales y sin recursos. En cuanto eres tú la afectada, todo lo que sabes se convierte en un instrumento inservible para ti y para los tuyos". Otra consideración de Marián Bueno: "El cáncer es una prueba increíble. Hay un montón de gente que se va de tu vida y un montón de gente que aparece en tu vida. Se te caen todos los pilares".

Estas dos narraciones cortaron la respiración a buena parte de los asistentes a la mesa redonda celebrada ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, con motivo del Día Internacional Contra el Cáncer de Mama. El coloquio fue organizado por la delegación en Asturias de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y se centró en el impacto de la enfermedad en las mujeres jóvenes. "Una conclusión derivada de estas experiencias puede ser la creación de un programa que las ayude a reinsertarse en el ámbito laboral después de sufrirla", señaló Margarita Collado, vicepresidenta de AECC-Asturias y conductora del acto.

Margarita Fuente preside la asociación en el Principado y conoce el cáncer en primera persona. "Para las mujeres jóvenes, el cáncer acarrea algunas problemáticas añadidas. Están iniciando la vida profesional, la vida familiar... Se plantea un futuro incierto, pero puedo dar fe de que poco a poco se recupera la normalidad", indicó.

Desde la doble condición de empresaria y paciente, Carmen Rodríguez Muñoz habló de su experiencia en el campo de la oncoestética, disciplina que surte a las afectadas de productos que les ayudan a paliar los efectos sobre su fisonomía. "Durante mi enfermedad vi que faltaban recursos y puse un marcha un centro de estética integral. He conocido a mucha gente estupenda que ha salido adelante. Siempre va muy bien ver que otras personas lo han conseguido", subrayó.

Ángela Sánchez Pendón expuso su experiencia como psicóloga de AECC en Avilés. "Lo más importante es integrar a las personas afectadas por el cáncer en nuestra red social. Necesitan que se las integre y se las respete, no que se las compadezca", afirmó.

Ignacio Peláez, oncólogo del Hospital de Cabueñes, de Gijón, hizo énfasis en los avances científicos que están llevando al desarrollo de tratamientos individualizados y de precisión, y dibujó un futuro marcado por los progresos de la inmunoterapia, en los que "será el propio sistema inmune del paciente el que ataque al tumor".