Olivares fue elegido por el tripartito para ser el primer barrio de Oviedo en el que las personas mayores realicen con sus vecinos una visita guiada por la zona para contarles lo que era y ya no es. Se trata de un singular programa del Ayuntamiento desde la concejalía de Participación Ciudadana, con el epígrafe de "Orgullo de Barrio", para poner en valor todos los barrios ovetenses.

"Olivares creció de una manera desmesurada en los últimos veinte años, en el que pasó de ser un núcleo rural a una zona residencial, con lo que perdió toda la esencia que tenía", comentó al principio del recorrido Joaquín Salas, el entusiasta representante de la asociación vecinal.

De lo que era el núcleo rural ya no queda prácticamente nada. La quintana de Gervasio, muy representativa de la construcción típica asturiana con hórreo, horno, pozo de agua, molino y otras instalaciones que le permitían ser autosuficiente. También incluía lagar, que finalmente se trasladó en los años treinta del siglo pasado a Fuente de la Plata, dando nombre a la conocida sidrería del mismo nombre, explicó su propietario, Joaquín Salas. Después quedan algunas casas con hórreos, y otros que están dispersos.

¿Y tantas fuentes que había? Sólo quedan en fotografías y en el recuerdo de los vecinos de más edad de Olivares. Pero una logró sobrevivir a las construcciones de adosados, la de La Torre, pero no echa agua.

María Álvarez, secretaria de la asociación de vecinos, lamentó la desaparición de tantas fuentes y lavaderos, como la del Casiellu que incluía abrevadero, la fuente del Pipón, la del Salgueru o la Teyerina. "Y menos mal que aún quedan restos de la fuente de La Fueya, que los vecinos intentamos restaurar".

Otra vecina, que prefiere permanecer en el anonimato y de nombre Carmen, aprovechó para recordar la primera traída de agua que tuvo Olivares en el año 1963, que llegaba desde Las Cortinas, un poco más abajo de La Gruta, hasta La Campa, gracias a la generosidad de un indiano del barrio que hizo fortuna en Cuba y de nombre Manuel Álvarez Alonso. Los vecinos, ni cortos ni perezosos, fueron los que hicieron las zanjas de las tuberías. Y así transcurrió la tarde. Entre historias.

Además, en la próxima semana y para rematar, los vecinos presentarán un álbum de fotografías antiguas de Olivares que recopilaron entre todos buscando y rebuscando en sus casas. Así todos sabremos cómo era Olivares y todo lo que se perdió.