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Lo que se esconde bajo el "pirulí"

El edificio de Telefónica de Llamaquique ha sido testigo, en sus 47 años de vida, de la transición del cobre a la fibra óptica que marca el galopante desarrollo de las telecomunicaciones

Galería de cables de la que parten las conducciones de fibra y cobre hacia la ciudad.

-¿Qué habrá ahí dentro?

Los ovetenses y los visitantes de la ciudad llevan 47 años viendo el "pirulí" de la ciudad, una construcción coronada por una aguja de hormigón que de algún modo se asemeja a la madrileña de Torrespaña. Sin embargo, buena parte de la ciudadanía ignora por completo qué es lo que se esconde en el interior de esta caja de cemento, coronada por una antena que se eleva hasta los 78 metros sobre el nivel de la calle. Un bloque gris de estética antigua, más bien plúmbea, cuyo interior ha tenido que adaptarse a los innumerables avances registrados en el campo de las telecomunicaciones desde su entrada en servicio, el 6 de agosto de 1969.

Las tripas del edificio ilustran a la perfección la mutación tecnológica de las últimas décadas. El repartidor de señales comenzó suministrando únicamente servicios de voz. Más tarde, con la irrupción de internet y sus derivados, se incorporaron prestaciones de banda ancha (RDSI y ADSL). "Hoy, además de voz y banda ancha, el repartidor proporciona televisión a aquellos clientes que aún no han migrado sus comunicaciones a la fibra óptica", explica Paula Beirán, directora en Asturias de la compañía Telefónica.

Otro dato revelador que marca el cambio de paradigma: por una sola fibra óptica del grosor de un cabello humano puede llevarse banda ancha a 64 clientes en un radio de veinte kilómetros. Entre tanto, el alcance del cobre -material que durante décadas dio soporte a las conexiones- está limitado a sólo cinco kilómetros.

Cobre y fibra, he aquí la dualidad que delinea el salto tecnológico. "Cada cable de cobre, de nueve centímetros de diámetro, tiene una capacidad máxima de 3.600 clientes, frente a los 32.768 clientes que pueden recibir fibra óptica a través de un cable de dos centímetros de diámetro", destaca Celso Díaz Cancio, coordinador de operaciones de Telefónica en Asturias.

La sede de Buenavista (así la denominan los documentos de Telefónica) se puso en marcha con 6.000 líneas, cifra que rápidamente fue incrementándose. Cuarenta años más antigua, de 1929, es la central de la plaza de Porlier, que había arrancado con 3.200 líneas. Hoy son las dos cabeceras de fibra óptica de Oviedo. La torre de Llamaquique, por su situación, fue durante décadas básica para las comunicaciones vía radio, especialmente con los extremos geográficos de la región. Ahora "soporta básicamente servicios de telefonía móvil", indica Celso Díaz.

Un paseo estándar por el interior del inmueble puede constar de cuatro paradas. Bien lo saben los más de 300 visitantes que realizaron el recorrido hace justo dos semanas, en el marco de las actividades de la Noche Blanca de la capital del Principado. Otros tantos candidatos se quedaron con las ganas por una simple cuestión de capacidad del edificio. "Enseñamos a los visitantes la evolución entre las antiguas redes de cobre y la nueva tecnología ultrarrápida de FTTH, que es en lo que más suele interesarles", precisa Paula Beirán, visiblemente satisfecha por el éxito de una iniciativa que suma tres años de andadura, y en la que un buen puñado de trabajadores de la casa colaboran de forma desinteresada.

Comencemos la visita por el denominado "repartidor". Se trata de la sala que concentra las comunicaciones que aún se basan en el cobre. Alberga la red urbana de telefonía, datos y televisión de Oviedo. De ella parten físicamente las líneas telefónicas, que después, a través de la galería de cables y los conductos subterráneos, se distribuyen por la ciudad. Su capacidad actual es de 25.000 líneas. "Anteriormente, la capacidad era mayor, pero con el éxodo de los ciudadanos hacia la fibra óptica, varios equipos han sido apagados", señala Celso Díaz.

Es en esta sala donde se realizan las conexiones entre la red de cable exterior y los equipos de Telefónica en la central (números de teléfono). Aquí también se encuentran las conexiones que dan servicio al ADSL y a la televisión de Movistar.

Una parada técnica, a medio camino entre la historia y la nostalgia. En gran parte de los repartidores asturianos aún se conservan, como elementos decorativos, las antiguas mesas de pruebas que hace décadas se utilizaban para el diagnóstico y supervisión de las líneas. El mamotreto que aún pervive en Buenavista no pasa inadvertido: desprende el aroma de aquellas llamadas telefónicas vía "operadora". Si lo sacaran a la calle, proliferarían los "selfies" a su lado. ¿Para qué servían estas mesas? Para testar los parámetros eléctricos de las líneas telefónicas desde el repartidor hasta el domicilio de los clientes. "Actualmente, este tipo de pruebas están completamente automatizadas y se realizan en remoto", puntualiza el coordinador de operaciones.

Realizada esta escala histórica, reanudamos el recorrido por la llamada "galería de cables". Este espacio acoge la canalización subterránea de los cables de fibra y cobre que unen las instalaciones de Telefónica con las redes de los hogares y las empresas ovetenses. Está ubicada debajo del repartidor y de la sala de FTTH, de donde salen todos los cables de la central por las canalizaciones y galerías subterráneas. "Como medida preventiva, los cables están presurizados para evitar la entrada de agua", señala Paula Beirán, ingeniera de telecomunicaciones.

¿Qué es la sala de FTTH? La respuesta se obtiene en la tercera parada del itinerario. Empecemos por aclarar el significado del acrónimo FTTH: Fiber To The Home (fibra hasta el hogar). Es la zona del edificio de Buenavista que cobija todo el servicio de fibra óptica (voz, datos, televisión...) y redes de alta velocidad de Telefónica desplegados en Oviedo. Cuando esta tecnología aún no existía, hacían falta cuatro centrales para llegar con el cobre a todos los clientes de la ciudad. Hoy bastan dos, porque la fibra óptica ha disminuido las necesidades de espacio. "Las otras dos centrales continúan en funcionamiento, dedicadas a conexiones de cobre y a oficinas de la compañía", afirma Celso Díaz.

El despliegue de la FTTH es la única fórmula que conduce la fibra hasta el domicilio del cliente. Las ventajas, precisa el coordinador de operaciones, son evidentes. "La red de fibra óptica de extremo a extremo permite disfrutar de una gran rapidez, una excelente capacidad, calidad y robustez, y una mayor seguridad en la transmisión de datos", subraya. Otra ventaja: no se ve afectada por la climatología.

Con la FTTH ha llegado, a juicio de los expertos, la única tecnología que garantiza que una red de comunicaciones pueda estar en disposición de abordar cualquier reto digital que la sociedad plantee. De hecho, "la disponibilidad de la fibra hasta el hogar está considerada como el primer paso hacia el denominado hogar del futuro, interconectado y 'on line', mucho más eficiente y ágil en sus prestaciones", asevera la directora de Telefónica en Asturias. En el momento actual, la red de fibra hasta el hogar se extiende a través de las galerías de cables y canalizaciones y se dispersa por la ciudad hasta llegar al 95 por ciento de los hogares.

La cuarta y última estación del trayecto conduce al grupo electrógeno, cuya potencia corre pareja a las necesidades de un servicio en el que las interrupciones del suministro son una contingencia inaceptable. El sistema que garantiza la operatividad continua de los equipos está formado por un motor diesel V12 biturbo de 500 caballos de potencia, que va conectado a un generador eléctrico con una capacidad de 600 kilovatios. "El motor funciona como alternativa a la red eléctrica, pero el edificio también está dotada de una sala de baterías de respaldo que funcionan como sistema de alimentación ininterrumpida (SAI)", aclara Celso Díaz.

No forma parte del recorrido de la Noche Blanca, pero ofrece un interés y atractivo extraordinarios, la majestuosa torre del edificio de Telefónica. También aquí se distingue un antes y un después. Antiguamente soportaba las parabólicas de los radioenlaces. Recibía las comunicaciones de otras centrales de Asturias y después las enviaba a los destinos correspondientes fuera de la región. Actualmente, soporta básicamente servicios de telefonía móvil y proporciona 2G, 3G y 4G a las Administraciones, empresas y particulares emplazados en su perímetro. "Un 98 por ciento de la población ovetense tiene cobertura 4G de Telefónica", señala Paula Beirán.

Desde los 78 metros que alcanza la torre cabe verse asaltado por el vértigo que produce la altura. Pero también se disfruta de mayor perspectiva para hacerse cargo del galopante avance de las telecomunicaciones. Un progreso imparable que, en ocasiones, se desarrolla en el interior de una de esas cajas de cemento de toda la vida.

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