"Los entierros -en su versión procesional, por las calles de la ciudad- constituyen a estas alturas una estampa anacrónica, pasada de moda. Los entierros -de la casa mortuoria a la iglesia- han perdido su inicial justificación y representan una complicación, escasamente propicia para el recogimiento, entre otras razones por el gran incremento experimentado últimamente por la circulación automovilística. Pues bien: precisamente por estas y otras causas, el arciprestazgo de la zona pastoral ovetense acaba de adoptar un acuerdo, según el cual, y a partir del próximo día 1 de noviembre, quedarán suprimidas las procesiones del traslado de cadáveres desde la casa mortuoria a la iglesia”.