Emilio Lledó Íñigo, filósofo de base hermenéutica y traductor de los grandes pensadores griegos, sostuvo ayer que "los corruptos no pueden ver la realidad porque la corrupción corrompe su mente y destruye la ciudad (Platón)". Por el contrario, "ver la realidad" es lo que postulaban los filósofos de la antigua Grecia y ello fue la base de "las humanidades, que siguen vigentes porque los clásicos están vivos; llevan en cartel 25 siglos".

El veterano intelectual, Premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades, y cuya idea central es la filosofía como meditación sobre el lenguaje, intervino ayer en un encuentro y coloquio con profesores y alumnos del campus del Milán, en un salón de actos de la Facultad de Filosofía que al poco del comienzo del acto rebosó de público.

La cita con Lledó (Sevilla, 1927), fue introducida por el vicerrector de Extensión Universitaria y Proyección Internacional, además de director del departamento de Filología Inglesa, Francesa y Alemana, Francisco Borge, quien calificó al visitante como "gran pensador del siglo XX".

A continuación, el decano de la Facultad de Filosofía y Letras, José Antonio Gómez, destacó que pese a la premura con la que se había organizado el acto, y aun contando con la huelga general estudiantil de ayer, había sido indudable la celebración del encuentro con Lledó.

El tercer introductor del pensador fue el director del departamento de Filosofía, Armando Menéndez Viso, quien enumeró los destinos universitarios del profesor (Heidelberg, La Laguna, Barcelona y la UNED), así como su condición de miembro de la Real Academia Española (sillón "l" -ele minúscula-).

También repasó sus principales obras, de gran difusión ("Filosofía y lenguaje", "Lenguaje e historia", "El epicureísmo", o "La memoria del logos"). Menéndez Viso definió el encuentro como fruto de "la querencia por estar juntos y por la sofía (sabiduría)", y acto seguido planteó el primer interrogante: "¿No se han deteriorado las humanidades dando paso a la ignorancia, raíz de la violencia y de la maldad?". Entonces, Emilio Lledó comenzó rebatiendo la separación sistemática de Ciencias y Humanidades. "Todo es lo mismo, las Ciencias y las Humanidades; como si los científicos no fueran humanos...; y como si las ciencias del 'geist' -espíritu- fueran algo alejado de los humanos...".

A la hora de acudir a las raíces de las Humanidades, el pensador sevillano apeló a que "el setenta por ciento de la obra de Aristóteles es fruto de su mirada, de mirar la realidad", Así, puso el ejemplo de que "en su 'Historia Natural' hay una descripción del bogavante en un griego prodigioso". Eso era "un humanista que mira el mundo y quiere saber dónde está, en qué mundo vive, con sus esperanzas y desesperanzas".

Pero observar la realidad no se estila. "El otro día, en una cafetería, vi llegar a un matrimonio joven con tres hijos y mientras esperaban le dieron a cada uno una pantallita; yo pensé: '¿Es eso ver el mundo'", relató Lledó al tiempo que consideraba, en relación a internet, que "los tuits nos salpican los ojos, mientras que el saber es un fluir".

Incidió de nuevo en el asunto al decir que las redes sociales proporcionan "informaciones breves, radicales o extrañas", es decir, un hecho de la "momentaneidad frente a la escritura" y el uso de la lengua, que es "una madre que nos acoge", y "el aire que sale de nuestra boca, pero con sentido, como decía Aristóteles". Y añadió más, con amable discurso: "Somos lenguaje y afecto, pero no existe una gramática de los afectos".

Al comenzar el turno de preguntas, la primera se refirió a Internet. "¿No permite ampliar nuestra mirada?", preguntó un joven. "Yo no lo he necesitado todavía y tengo la impresión de que se pierde un poco el tiempo en ello", indicó el invitado.

Otra pregunta versó sobre "la situación política" en la medida en que se habla de "la conciencia, por ejemplo, votar en conciencia", según expuso una joven.

La conciencia supone "coherencia con tus actos", pero hay que estar "al loro para que nos corrompan la conciencia", ya que "un imbécil con poder puede dominar nuestra vidas". Un caso no inverosímil: "Un ministro de Educación que suprima la Filosofía, que es algo que te hace crítico y te enseña a pensar". Sentenció Lledó.