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Los pavos del Campo San Francisco llegan a la extinción a causa de los atropellos

Los vistosos galliformes han desaparecido a mayor ritmo desde que incrementaron su itinerancia hacia el Banco de España y otros lugares

Ramón Alba.

La ciudad tendrá que lamentar tarde o temprano el día de todos los pavos difuntos, ya que estos vistosos habitantes del Campo San Francisco ya han llegado casi a la extinción. A día de hoy, se tiene localizado tan sólo uno con vida, y puede que exista un segundo, aunque no está verificado.

Los demás, generación tras generación, desde los años sesenta en adelante, han ido desapareciendo y la mayoría a causa de atropellos que pudieron incrementarse a medida que estos galliformes comenzaron a volverse más itinerantes y cruzar la calle Conde Toreno camino del jardín del Banco de España, que al parecer prefirieron por sus dimensiones más reducidas y por ser un territorio acotado con verjas.

No obstante, la contrapartida de ese nuevo hábitat consistió en que los responsables de dicho Banco formularon quejas al Ayuntamiento al encontrarse con "picaduras y desperfectos" en los vehículos allí estacionados, según explica Ana Rivas (PSOE), concejala de Infraestructuras y Servicios y de quien depende el área de Parques y Jardines.

La dispersión de los pavos, y también de sus hembras, en busca de nuevos horizontes, los llevaron también a las inmediaciones del hotel de la Reconquista, o a los jardines de la plaza de España y de Llamaquique, incluso a la calle Alférez Provisional, "ya que la Consejería de Servicios Sociales también nos lo comunicó", agrega Rivas. Es más, algunos ejemplares especialmente dotados para el vuelo "se subían a los balcones, con las consiguientes quejas de los vecinos". La Argañosa, previo paso por los jardines de "Villa Magdalena", fue el lugar más alejado del Campo en el que fue localizado algún ejemplar. La desaparición de los pavos aún no ha sido tratada por el área de Rivas, ya que la prioridad ha sido la repoblación de patos en la pasada primavera, a la espera de que estas ánades mantengan la concordia con los cisnes cuando llegue la estación vernal de 2017. "Césped, jardinería, podas, riego, señalización o elementos ornamentales" son las demás prioridades del actual plan de reformas del Campo San Francisco, sentencia Ana Rivas.

Granada, origen de la pareja que anidó sobre el arco de San Isidoro

El registrador de la propiedad Ramón Alba (Montefrío, Granada, 1919), afincado en Oviedo en 1946, pasa por ser el introductor de los pavos en el Campo San Francisco. Según relató en su día en sus “Memorias” para LA_NUEVA_ESPAÑA “fue en una cena del Club de Tenis cuando le propuse al alcalde de entonces, Ignacio de Nora, a comienzos de los años cincuenta, que podía traer unos pavos reales para el Campo, que eso siempre adorna”.

De Nora le contestó que esa idea “le encantaba” y Alba aprovechó el siguiente viaje a su tierra para tomarlos de su finca. “Yo los criaba en Montefrío y me gustaba mucho hacerlo, pero los regalaba siempre porque el pavo real es dañino en lugares en los que haya tejados, pues se suben a ellos y con el peso que tienen los acaban destrozando”.

La pareja de pavos granadinos llegó a Oviedo. “Entonces eran todavía pavipollos y los traje metidos en cenachos y en primera clase del tren”. El periodista andaluz afincado en Oviedo, Toño Crovetto, “habló de ello y de que los había traído un granadino, dándome un poco de lustre en su sección del periódico”.

Pasado el tiempo, Ramón Alba comentaba que “supongo que los pavos reales que hay en la actualidad en el Campo San Francisco son sus descendientes, porque sé que aquellos criaron, y el nido lo hicieron en lo alto del arco de San Francisco” (el de la antigua iglesia de San Isidoro, cuando ésta se hallaba en la zona del Paraguas, previa a su nueva edificación en la plaza del Ayuntamiento).

Alba relataba que “cuando hace buen tiempo, salgo a pasear y a los actuales les llevo galletas. Y hay uno que en cuanto me ve parece reconocerme y se acerca a por la galleta”.

El registrador, ya jubilado, señalaba que “también han saltado a los jardines del Banco de España y a veces van por los del hotel de la Reconquista”, de modo que “cuando López Muñiz, ex presidente de la Diputación de Oviedo, volvía por la ciudad, él y su mujer contaban que tenían una pareja de habituales que veían desde la habitación”.

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