En un momento del paseo por Santullano, en el concejo de Las Regueras, Purificación Suárez se agacha y coge una de las muchas castañas que descansan bajo un árbol centenario. Elige esa en concreto entre un mar de erizos cargados con el fruto del castaño. "Esta es valduna", asegura con la pericia que le da la experiencia. Lo sabe porque es "grande, de color marrón claro, brillante y con la base de buen tamaño". La detecta a primera vista porque ella es reguerana "de toda la vida" y porque la valduna "es uno de los tesoros" del municipio. "No hay más que verla para darse cuenta de que es la mejor castaña del mundo, pero si la pruebas ya no hay ninguna duda, su sabor es espectacular", asegura orgullosa.

Y es que la castaña valduna es una seña de identidad de Las Regueras. Aunque toma su nombre de la parroquia de Valduno, la variedad se ha extendido por todo el concejo a base de injertos realizados por generaciones enteras de regueranos. "Un castaño valduno no nace, se hace", explica Eduardo Fernández, que conoce la tradición por herencia familiar. Tal es la devoción en el concejo por este fruto que el Ayuntamiento sigue luchando para conseguir la denominación de origen protegida, una distinción que por el momento se les resiste. "Lo solicitamos este año y nos vino denegada porque decían que la chamberga (otra variedad) y la valduna eran la misma castaña, pero se hicieron más investigaciones a través del Serida (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario) y se aclaró que genéticamente son diferentes. Por eso tenemos muchas esperanzas en conseguir la denominación", explica la alcaldesa del concejo, María Isabel Méndez.

Como muestra del respeto por la valduna y para poner en valor este patrimonio gastronómico, Las Regueras vuelve a organizar este fin de semana el XVII Certamen Exposición de la castaña Valduna. No ha sido el mejor año para los recolectores, pero aún así habrá 25 puestos vendiendo castañas a un precio que oscilará entre los cinco y los seis euros por kilo. "Este año hay muy pocas, esta variedad necesita que llueva en agosto y este verano ha sido caluroso", explica Begoña López, que estará presente a partir de mañana en el certamen.

Pero el buen tiempo no es el único enemigo de la valduna. La avispilla del castaño -denominada Dryocosmus kuriphilus- es una de las mayores amenazas. El insecto deposita las larvas en las yemas y hojas del árbol, que sufren un engrosamiento llamado agalla. Este impide la fotosíntesis y que salgan flores y frutos, pudiendo causar la muerte del castaño. "Los deja secos", señala Purificación Suárez. También es una traba para los productores "la poca conservación de los montes", la proliferación de jabalíes, "que se las comen a montones", o las personas que "pañan" el fruto "sin permiso" de los terrenos que son privados. Además, cada vez hay menos productores y los árboles están mayores y son cada día más escasos. "Había más cuando la gente la cogía pa quitar la 'fame' como fuese", subraya Purificación Suárez.

No obstante, desde el año 2012 está en marcha un proyecto del Serida para atajar la situación mediante la repoblación, con castaños autóctonos, de una hectárea de monte en el concejo en la zona de Las Ablanosas. "Ahora estamos luchando para hacer algo similar en una parcela de La Parra", explica la alcaldesa. La cuestión es que la valduna, la joya del concejo, no desaparezca nunca.