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Colegio San Ignacio

El libro, el estuche y la tablet

El colegio San Ignacio impulsa un innovador "cambio metodológico" mediante programas informáticos y dispositivos electrónicos en las aulas

"No es sólo darles la tablet y que lean en la pantalla en lugar de utilizar libros de texto; es un cambio de metodología", explica Pablo Laspra, responsable del servicio de nuevas tecnologías del San Ignacio, un colegio concertado a la vanguardia de los avances tecnológicos y educativos que cuenta con un parque móvil de 1.200 dispositivos. Nuevos medios que traen consigo nuevos métodos y que cambian la forma en que los alumnos se relacionan entre sí y también con sus profesores. Muy en la línea de una sociedad en la que la mensajería instantánea, los teléfonos inteligentes y la conexión constante a internet se han convertido en herramientas fundamentales. La innovación es la seña de identidad de un colegio en el que estudian 1.239 alumnos de Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato, y en el que trabajan 84 profesores. Monitores y personal de administración y servicios elevan la plantilla a 124 personas.

La clase de quinto C, en la que los niños están sentados en grupos para "fomentar el trabajo colaborativo", representa un claro ejemplo de las nuevas metodologías. "Vamos a la materia de lengua y entramos en el tema que estábamos viendo. Abrimos el mapa conceptual, ¿nos queda algo por ver?", pregunta David de Blas a sus alumnos, quienes recorren la pantalla de sus tablets con los dedos para seguir sus instrucciones. Y no sólo se desenvuelven perfectamente con los dispositivos. La innovación se les transmite también a través de otras actividades, como un taller de robótica o un proyecto de iniciación a la ciencia para detectar en edades tempranas niños con curiosidad y habilidades especiales en estos campos y fomentar su progresión.

Es a partir de quinto de Primaria cuando se realiza una inmersión total en las tecnologías, ya que los niños más pequeños tendrían problemas para hacerse responsables de su dispositivo y para gestionar las claves que permiten la entrada en las diferentes aplicaciones. Pero eso no quiere decir que sean ajenos a la tecnología. Emplean ordenadores de sobremesa en algunas lecciones y participan de varios proyectos que -según Luis Ordóñez, director del centro- "implican una gran innovación pedagógica". Como el Método Informatizado de Lectura (MIL): "Un procedimiento fonético por el que se aprende a leer muy rápido con la ayuda de un ordenador". Pero internet no sólo trae consigo la educación de futuro. También hay peligros.

Para reforzar la seguridad informática e impedir que contenidos no deseados lleguen a los dispositivos, el colegio ha realizado "una inversión considerable". Pablo Laspra explica que, además, los profesores pueden supervisar en todo momento lo que los alumnos ven en las pantallas y bloquearlo si lo consideran oportuno. Para el correcto y rápido funcionamiento de todos estos programas y aplicaciones, el San Ignacio ha instalado 60 antenas, encargadas de sostener una red wifi que llega a cada rincón del centro.

Pero este colegio jesuita es más que tecnología. Sus instalaciones incluyen campo de fútbol, polideportivo, pistas de balonmano o baloncesto y frontón cubierto. "La iniciación al deporte comienza a los tres años", destaca el director, quien hace hincapié en el gran número de equipos en los que participan los niños y en cómo las mesas de ping-pong y los balones ocupan los ratos libres del recreo y la comida.

"Aquí comen cada día 1.400 personas", resalta Luis Ordóñez mientras camina por el comedor principal. El colegio tiene otro más, sólo para los niños de infantil, que lo abandonan en fila de a uno agarrados al mandilón del compañero que va delante. Los menús están controlados por una dietista y se toman especiales precauciones para que las viandas sean las apropiadas para la edad escolar. "Todos los alimentos son frescos y se tiene especial cuidado con los alérgenos", indica el director.

Así es el día a día. Entre dibujos en la tablet en clase de plástica y partidos de ping-pong a la hora de la sobremesa se educan más de un millar de chicos y chicas en un colegio que es centro coordinador oficial del Grupo Educativo Google. Un título ligado a la innovación tecnológica que tienen sólo 85 centros en todo el mundo. Y éste no es el único gigante empresarial que el San Ignacio cuenta entre sus colaboradores. También está implicado en proyectos de implementación y desarrollo de contenidos, para su uso dentro de las aulas, en los que tiene como socio a la multinacional asiática Samsung.

Compañeros del mundo de la innovación para un colegio en el que cada día se ponen sobre el pupitre libros, estuches y tablets.

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