Uno de los tres heridos ayer tras inhalar monóxido de carbono de una caldera de biomasa en el barrio ovetense de Ventanielles ha fallecido esta mañana. Se trata de uno de los instaladores que revisaban la caldera y que había resultado herido grave. Otro de los afectados, el otro operario ha sido trasladado a una cámara hiperbárica a Santander para suministrarle oxígeno puro al cien por cien

Los tres hombres resultaron heridos al inhalar monóxido de carbono de una caldera de biomasa en el edificio del número 1 de la calle Joaquín Blume (Ventanielles) hacia las 14.30 horas.

El hombre que ha fallecido estuvo cerca de media hora en parada cardiorrespiratoria.

Otro vecino del edificio llamó a la Policía Local al encontrar a las tres víctimas desvanecidas cerca de la caldera comunitaria y darse cuenta de que una de ellas estaba grave. De hecho, su alerta fue clave para evitar que el siniestro fuera a mayores, tal y como corroboró el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, cuando acudió al lugar de los hechos hacia las 16.00 horas. "Un operario se intoxicó, su compañero intentó socorrerle, otro vecino también, pero no lo consiguió, y un cuarto residente tuvo los reflejos de llamar con cierta celeridad para pedir ayuda".

Según los residentes, la comunidad cambió la caldera hace dos años. Antes era de gasoil y ahora funciona con pellets (biomasa sólida). Hace varios días, un vecino oyó ruidos extraños procedentes de la instalación, ubicada junto al garaje, por lo que la comunidad decidió efectuar una revisión.

La brigada científica de la Policía Nacional investiga los hechos, que a priori apuntan a una mala combustión de la biomasa y la consiguiente producción de monóxido de carbono, un gas altamente tóxico para las personas que en muchos casos provoca la llamada "muerte dulce" porque las víctimas no se dan cuenta de lo que sucede. Este gas es incoloro, inodoro e insípido, y si se respira en niveles elevados la persona entra en un estado de sopor sin sensación de ahogo ni asfixia, pese a que el cuerpo se va quedando lentamente sin oxígeno.

Gracias a la pormenorizada descripción del vecino que alertó a los servicios de seguridad, el Ayuntamiento envió al número 1 de Joaquín Blume varias dotaciones de Policía Local y Bomberos, seguros de enfrentarse a una intoxicación por monóxido de carbono. Así, los bomberos fueron los primeros en entrar en el edificio pertrechados de máscaras y equipos de emergencia. Una vez evacuadas las víctimas y acordonada la zona, la Policía Judicial analizó el lugar del siniestro tomando muestras y fotografías de la caldera de biomasa. Además, el tráfico en esa calle y las vías del entorno estuvo cortado hasta las 19.30 horas aproximadamente.

La operación generó la alarma en Ventanielles, cerca del Palacio de los Deportes. Algunos pensaron que había un incendio, otros que era necesario desalojar los edificios de la zona, y otros se agolparon frente al número 1. Sin embargo, la coordinación de la Policía Local y los Bomberos facilitó que el barrio recuperase su ritmo habitual. De hecho, la decena de comercios y negocios de la calle Joaquín Blume, como un estanco y varios bares, abrieron sus puertas con total normalidad ayer por la tarde.