La diócesis de Oviedo clausuró ayer el año jubilar de la misericordia con una misa solemne que se celebró en la Catedral a las 12 horas oficiada por el arzobispo Jesús Sanz Montes y a la que asistieron representantes de diecisiete hermandades y cofradías de Oviedo, Avilés, Gijón, Villaviciosa, Candás y Grado. La santa iglesia basílica estuvo repleta de fieles.

Pero antes, a las 11.30 horas, salió desde la iglesia de San Isidoro el Real una procesión con la imagen del Cristo de la Misericordia, que fue portada a hombros, en la que peregrinaron hasta la Catedral los representantes de todas las cofradías de la diócesis de Oviedo. Al frente, José Luis Alonso Tuñón, párroco de San Isidoro y delegado de Piedad Popular, que organizó junto al Arzobispado la clausura del año jubilar de la misericordia en la diócesis, y cerrando la procesión la Banda "Unión Musical del Principado de Asturias", formada por músicos muy jóvenes.

"En esta celebración cerramos en la Catedral el año jubilar de la misericordia", anunció al inicio de la ceremonia religiosa el Arzobispo, en la que estuvo acompañado por deán-presidente del cabildo de la Catedral de Oviedo, Benito Gallego, y por el nuevo arcipreste de Villaviciosa, Jorge Cabal. A la izquierda del altar mayor se encontraban los hermanos mayores de las cofradías de la diócesis.

Después, el Arzobispo pronunció unas palabras reconfortantes para todas las cofradías presentes y sus hermanos. "Una cofradía es una pequeña muestra de toda la comunidad religiosa, que da testimonio de la fe y tiene el compromiso social con los más pobres", para a continuación poner en valor "la importancia de la vocación de los hermanos cofrades".

Al finalizar la eucaristía el Arzobispo entregó un diploma a los hermanos mayores de cada una de las cofradías que asistieron a la ceremonia religiosa. Lo recogieron en el altar, tras ser llamados de uno en uno.