La asignatura de Cultura Científica "es una materia que aparta a la Filosofía de su lugar natural" y en lo que a ella concierne, en opinión de Marcelino Suárez Ardura, "los partidos no se distinguen en nada, derecha e izquierda es indiscernible y ni siquiera los nuevos partidos podrían ser considerados más críticos". Marcelino Suárez Ardura, profesor de Geografía e Historia, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Asturiana de Filosofía y colaborador de la revista de Filosofía "El Catoblepas" evidenció ayer, en la Escuela de Filosofía de la Fundación Gustavo Bueno, las implicaciones ideológicas que se ocultan tras la LOMCE, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa.

El título de la lección que impartió, en un aula repleta de oyentes, ya era suficientemente elocuente, "Fundamentalismo y educación, a propósito de Cultura Científica". "A toda sociedad política le es importante tener un sistema educativo", empezó planteando, además de objetar que desde la perspectiva de las Ciencias de la Educación no se puede valorar la asignatura de Cultura Científica, como pretenden algunos. Esa materia, explicó, figura en el currículum del último curso de la Secundaria (ESO) y en bachillerato. "Las Ciencias de la Educación no existen como ciencia gnoseológica, es un agregado", enjuició el ponente durante su intervención. Marcelino Suárez también dejó constancia de que la asignatura está adscrita a los departamentos de Biología y de Química y Física, en ningún caso se la vincula con la Filosofía a pesar de su carga filosófica e ideológica.

El profesor de Geografía e Historia y filósofo indicó que la asignatura de Cultura Científica "viene a procurar una alfabetización de las personas para hacerlas más democráticas". Y destacó cómo caen en la paradoja: "Pretende dar a conocer a los alumnos las ciencias más vanguardistas y todo lo que hace es introducir conceptos filosóficos o, a lo más, ideológicos", opinó, acerca del objetivo de la materia. Añadió que la asignatura "está organizada en conceptos e ideas", pero sin orden sino más bien como "una construcción arcimboldiana, que mezcla todas las cosas de forma ecléctica". Se refería con esa expresión a los retratos que el pintor renacentista Giuseppe Arcimboldo construía utilizando flores, frutas, hortalizas, plantas e incluso animales.

"Tenemos que concebir la enseñanza de las materias científicas como un trámite de las mismas ciencias", reseñó en un momento de su lección, y ese es el modo en el que deben implantarse en el sistema educativo, señaló. En cualquier caso, Marcelino Suárez Ardura afirmó que "la filosofía está inmersa en la misma Ciencia".

"El legislador da a entender que la Filosofía y las Ciencias no tienen nada que ver", añadió, tras leer el texto legislativo que registra la naturaleza de esa materia.

Tuvo también ocasión de reparar, durante su lección, en que "hay comunidades autónomas que han borrado la palabra nación del preámbulo de su propia ley" y sustituyen expresiones como "el bienestar de las personas", cuando recogen que la educación está a su servicio, por otras como "hombres y mujeres" o "seres humanos. Todo ello, indico, tiene implicaciones ideológicas.

En el Real Decreto que establece cómo ha de ser la asignatura de Cultura Científica "el legislador genera conceptos filosóficos, pero no quiere verlos reconocidos como Filosofía", según el profesor, que desglosó y analizó las partes en las que la asignatura se estructura, con títulos como "El Universo" o "La vida" que, según hizo ver, también con carga ideológica.

La siguiente sesión de la Escuela de Filosofía de la Fundación Gustavo Bueno será la prevista para el próximo lunes 12 de diciembre, con Miguel Ángel Navarro Crego, con el siguiente título: la tradición armera del Imperio español, siglos XVI-XVIII".