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ALBERTO RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ | Fiscal delegado de delitos de discriminación y odio

"Muchas víctimas de delitos de odio desconfían de la Policía"

"En situaciones de crisis hay una tendencia a la radicalización política y eso entraña un riesgo evidente"

Alberto Rodríguez, ayer, antes de participar en una charla organizada por ACCEM en el Hotel Ayre. PABLO PARIENTE

Una de las tareas pendientes de su departamento, confiesa Alberto Rodríguez (Oviedo, 1968), fiscal delegado de delitos de discriminación y odio en Asturias, es conseguir un seguimiento efectivo de este tipo de casos. "Muchas veces se enmascaran como procedimientos ordinarios", comentó ayer antes de participar en una tertulia sobre la discriminación racial organizada por la ONG de ayuda a los refugiados ACCEM. Al encuentro, en el hotel del edificio de Santiago Calatrava en Oviedo, acudieron diversas asociaciones de inmigrantes. Alberto Rodríguez ingresó en la carrera fiscal en 1996 y está destinado en el Principado desde 2008.

-Asturias es una de las comunidades con menos delitos de discriminación y odio. Un buen dato.

-No tenemos un estudio sociológico de las razones. Pero Asturias ha recibido menos inmigrantes que otras regiones y quiero creer que quizá seamos más tolerantes.

-¿Qué volumen de casos afrontan?

-No puedo dar cifras exactas porque uno de los problemas que tenemos es que estos delitos a veces se enmascaran como procedimientos digamos, normales u ordinarios. Estamos intentando hacer un seguimiento y esa es una de las tareas pendientes.

-¿Cómo se determina que es un caso de discriminación u odio?

-Hay ocasiones en las que está claro pero normalmente cuando se producen estos hechos tratan de enmascararse. Cuando a alguien no le alquilan un piso por su religión, raza o procedencia no le dicen directamente que es porque es extranjero, les dan otras razones. Lo mismo que cuando no les dejan entrar en un local o establecimiento. En temas de lesiones hay que determinar si el ataque se produce por motivos de discriminación o si se trata de una pelea como pudiera ser cualquier otra.

-¿Es difícil trabajar como fiscalía con este tipo de impedimentos?

-Es difícil porque muchas veces las víctimas de estos delitos, por provenir de las partes más débiles de la sociedad, no denuncian y ven a la Policía y los juzgados como algo ajeno y que solo les da problemas. Tiene desconfianza hacia las instituciones y piensan que no les van a creer. Hablamos de personas sin techo, extranjeros irregulares. En principio no se acercan a la policía, desconfían.

-¿Y cómo afecta la radicalización que se vive en toda Europa a este tipo de delitos?

-Cuando se da una situación de crisis hay una tendencia a la radicalización ideológica y política y es un riesgo evidente. Nadie sabe adónde puede llegar.

-¿Y las redes sociales?

-Las redes sociales son un instrumento como cualquier otro y pueden ser utilizadas bien o mal. Funcionan como un altavoz. Igual que transmite buenas ideas y sentimientos, también lo hace con ideas de odio. Cuando antes era más difícil que grupos de personas que incitan al odio se juntaran y se comunicaran. Ahora lo tienen más sencillo a través de internet.

-¿Cuáles son los colectivos más afectados en Asturias?

-Lo que más hemos detectado son casos de discriminación a extranjeros y gitanos y ataques por motivos de homofobia. Hace poco en Gijón se enjuició un tema de lesiones por razones de homofobia que es un ejemplo de cómo se producen. Los condenados esgrimían que había sido una pelea ordinaria de noche de copas y rechazaban haber atacado a la víctima por su orientación sexual. Negaban este extremo porque la pena se elevaría bastante. Es un ejemplo de los problemas de prueba que nos encontramos al afrontar este tipo de delitos.

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