Los estorninos han vuelto a la ciudad por segundo año consecutivo, pero se marcharán en unos días al oír un desagradable sonido en pleno vuelo, deslumbrarse con luces inesperadas o encontrarse de frente con un águila de Harris. Algo parecido les pasará a las ratas que corren a sus anchas por los barrios cuando prueben veneno en alcantarillas y registros. Y es que la Junta de Gobierno Local ha aprobado destinar 30.000 euros a luchar contra estos animales. En concreto, 13.000 euros serán para la empresa que ahuyente a los molestos pájaros (la misma que el año pasado, Saniastur) y 17.000 para la compañía Lacera, que se hará cargo de las ratas. Además, los operarios municipales ya han comenzado a limpiar varios solares abandonados o sin actividad -en La Florida o Ciudad Naranco- que se habían convertido en focos de insalubridad y refugio ideal de los roedores.

La concejala de Salud Pública, Mercedes González, aclaró ayer que el servicio desratización comenzará la próxima semana y durará cuatro meses al tratarse de un contrato menor. El Ayuntamiento prepara la firma definitiva de otro acuerdo de duración superior -al menos dos años- para llevar a cabo la limpieza a fondo de la ciudad, pero mientras tanto los operarios intervendrán en las zonas más afectadas. Y es que las ratas tienen en jaque a Oviedo desde hace meses. Los vecinos las ven correr a cualquier hora por aceras, parques, zonas de juegos y solares en lugares tan dispares como Teatinos, Otero o Ciudad Naranco. Las denuncias ante el Ayuntamiento por la presencia de estos roedores en la vía pública se han disparado desde abril y superan con creces a las registradas durante el mismo periodo del año anterior, cuando apuntaban de manera recurrente a sólo un par de sitios: La Florida y la zona rural. Los ciudadanos coinciden en la descripción. Son grandes y parecen gatos. Y los expertos tienen clara la causa de su proliferación. El calor y la humedad junto a abundante comida es todo lo que necesitan para reproducirse a buen ritmo y dejarse ver.

Por su parte, los estorninos asombran con sus vuelos pero resultan enormemente molestos como vecinos por sus graznidos y el rastro de excrementos que dejan a su paso. Parece que a estos pájaros les cuesta abandonar Oviedo, sobre todo el Campo San Francisco y su entorno. Pese a que una empresa los ahuyentó entre diciembre de 2015 y enero de este año con la proyección de luces y sonidos e incluso con la suelta de aves rapaces, siguen posándose en los árboles del centro urbano y pasan la noche en los jardines del Banco de España. Eso sí, en menor número que antes, cuando miles de ellos sobrevolaron la ciudad y regaron el suelo con sus heces. Además, algunos han optado por mudarse de zona, de forma que los vecinos de Llamaquique y Buenavista les han visto en sus barrios.

La última vez, las empresas Saniastur, de Avilés, y Locus Avis, con base en León, usaron a diario sonidos similares a la alarma de un reloj mezclado con otro parecido al de un ave rapaz a través de unos altavoces justo cuando se ponía el sol con el objetivo de que los pájaros se marchasen de Oviedo.