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El Tribunal Superior de Justicia de Asturias no vio irregularidades; el Supremo, sí

El pasado mes de febrero, el Tribunal Supremo dictó una sentencia en la que anuló de forma parcial el concurso-oposición en el que 23 especialistas asturianos de medicina interna habían obtenido plaza fija en diversos hospitales públicos. El Alto Tribunal indicaba que "la comunicación por parte del presidente del tribunal a varios aspirantes de unos casos prácticos que finalmente fueron propuestos en el segundo ejercicio de la fase de oposición es obvio que colocó a éstos en una situación de mayor facilidad y ventaja para la superación del proceso selectivo".

Anteriormente, la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias no había dado suficiente importancia a esta filtración mediante correo electrónico, alegando que se había producido en 2009 (dos años antes de la oposición, que no obstante ya había sido convocada en 2008, y antes de que se supiera que su remitente presidiría el tribunal) y que cada miembro del órgano calificador había aportado dos supuestos prácticos "para ser sorteados el mismo día del examen".

Los denunciantes que llevaron el caso ante el Supremo basaron sus impugnaciones iniciales en el denominado principio de "perfección imposible", aplicable a aquellas respuestas tan perfectas por su elevado grado de literalidad que se concluye que el opositor ya conocía de antemano la pregunta.

El Supremo también aludió en su fallo, aunque de forma poco precisa, a otra de las denuncias de los promotores del caso: que una de las vocales del tribunal calificador (Inés Fernández Gutiérrez, jefa de Medicina Interna del Hospital de Jove) compartiera consulta privada en Oviedo y en Gijón con Ricardo Alonso Cuervo, del HUCA, uno de los opositores que obtuvo plaza.

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