Luis Manuel Menéndez sudaba ayer la gota mientras revolvía con un rastrillo un saco de castañas colocadas sobre una plancha alimentada por un fuego a base de madera de castaño. Eran las doce del mediodía, pero su trabajo había comenzado a eso de las seis y media de la mañana y el sol que lucía en la plaza Porlier no era precisamente un aliado para facilitar la labor y aliviar el cansancio. "Vamos a repartir una tonelada de castañas y no se hacen solas", decía Menéndez sin parar de moverse. Y es que ayer tuvo lugar el tradicional amagüestu que la Sociedad Protectora de La Balesquida organiza desde hace más de cuarenta años, una cita señalada para sus socios que volvió a servir para generar un ambiente festivo en la zona antigua de Oviedo. "Venimos a por las castañas, pero después nos quedaremos a tomar algo por los bares", adelantaba Rosa García mientras esperaba la cola.

Pero las castañas no son fáciles de digerir si no van acompañadas de la sidra dulce, otro elemento indispensable en todo amagüestu que se precie. "También vamos a repartir entre nuestros socios unos 700 litros de sidra dulce. Para nosotros es un día especial y en el que todos pasamos un buen rato juntos para reírnos y hablar de nuestras cosas. Entre cofrades y socios somos unos seis mil, así que puedes encontrarte con un buen número de amigos", aseguraba el presidente de La Balesquida, José Antonio Alonso, que ayer estuvo acompañado por el alcalde de la ciudad. "José Antonio y yo -por el presidente de la sociedad- fuimos compañeros en la Escuela de Comercio. Antes compartíamos algunos vinos y ahora castañas y sidra dulce", explicaba entre risas el socialista Wenceslao López.

María Ángeles Suárez y María de las Nieves Fernández acuden todos los años al amagüestu que se celebra en la plaza Porlier. "A mí me gustan mucho las castañas, cuando era pequeña comí muchas. Las castañas quitaron mucha hambre en su momento y había casas en las que las había todos los días a la hora de la cena", aseguraba la primera mientras recogía su ración en la barra instalada para el evento. Allí, detrás del público, estaban Rebeca Rapallo y Vanesa Martínez. "Estamos trabajando un montón, no para de venir gente desde las once de la mañana", afirmaba Rapallo con la cara negra de tanto coger castañas asadas.

Mientras tanto, y con la música de la Banda de gaitas Ciudad de Oviedo de fondo, Amparo Villafruela y su familia no paraban de darle al diente. "Para nosotros es una cita tradicional. Somos socios de La Balesquida hace mucho tiempo y siempre venimos toda la familia al amagüestu", afirmaba mientras le pelaba una castaña a su nieta Lola Riestra.