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Manzaneque da rienda suelta al color

La pintora ovetense muestra su obra más reciente, que incluye bares y productos de la huerta "No me vuelvo loca por cuestiones estilísticas; me gusta ser libre"

Malen Manzaneque, ayer, en la sala ovetense en la que expone su obra. PABLO PARIENTE

"Después de hacer mucha obra del paisaje urbano de Oviedo, mucha línea recta, me apetecía pintar algo más orgánico, frutas y cosas así, que me permitiera dar rienda suelta al color". Malen Manzaneque (Oviedo, 1964) expone su obra más reciente en la sala del BBVA (calle San Francisco, 2). Rincones de Oviedo; interiores de la Catedral; bares y botellas; y huerta y pescados, son algunas de las temáticas de los 32 cuadros que integran la muestra. Su estilo es figurativo, realista. Le gusta que se perciba el gesto. "Unos cuadros recuerdan más a la pintura francesa, otros son más pop... Tampoco me vuelvo loca con cuestiones estilísticas. Me gusta ser muy libre. Y pinto lo que me da la gana, porque no vivo de la pintura", subraya.

Malen Manzaneque estudió Bellas Artes en Salamanca y es profesora de Dibujo en el Instituto Alfonso II. Ha expuesto en Bratislava (Eslovaquia), California, México, Oviedo, Llanes... Ha impartido clases en la Universidad Iberoamericana de México. Como señas de identidad señala el cuidado de la composición y el empleo de su firma como parte de la obra, "incluso como remate" de la misma.

La obra colgada en la sala del BBVA -la muestra concluye mañana viernes- evidencia el deslumbramiento por su ciudad natal: "Oviedo es muy bonita. Me gustan las imágenes de edificios que proyectan su sombra sobre otros. Y el inicio del anochecer, cuando se encienden las farolas". La mayoría de estos cuadros están pintados sobre tabla. Le gusta que se vea la madera del fondo. "Las partes sin pintar, eso que se llama los silencios en pintura, también son pintura, como los silencios en música forman parte de la pieza", justifica.

"La Catedral me chifla, sobre todo cuando entra la luz por las ventanas por la mañana. Son cuadros como silenciosos, en los que se ven los suelos, con un ambiente que permitiría oír los pasos de una persona", agrega la pintora ovetense. Los bares son para ella espacios muy pictóricos, en particular las botellas: "El reflejo que da el cristal, el color, la forma... Las combinaciones compositivas son ilimitadas. Es gracioso, porque la gente busca en ellos la botella de lo que le gusta".

Hija de la también pintora Margarita Cabeza, no oculta el influjo artístico de su madre: "La vimos pintar siempre en casa. Aunque nunca se puso a enseñarnos, mis dos hermanas y yo mamamos la pintura desde pequeñas. Pintamos mucho juntas, y tenemos influencia y admiración mutuas".

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