Siete agentes de la Policía Local declararon ayer en el cuartel del Rubín ante el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, sobre la tramitación de varios atestados de 2013 sobre accidentes por alcoholemia en los que presuntamente hubo irregularidades. El edil abrió una investigación en noviembre para esclarecer los hechos y depurar responsabilidades después de que varios agentes acusasen de prevaricación a altos mandos del cuerpo acusándoles de dar un trato de favor a amigos y familiares. Fernández entrevistará a más policías la semana que viene, y, tras sus conclusiones, tomará una decisión. O bien se penaliza a los implicados, o se archiva el caso y se establece un protocolo de actuación.

La investigación pone la lupa sobre dos intervenciones que se hicieron el 31 de marzo de hace tres años, tres meses después de que Agustín de Luis Criado se jubilase como jefe de la Policía Local. Uno atañe al hijo de un mando de la Jefatura Superior de Policía de Asturias y otro a la hija de un trabajador de Bomberos de Oviedo. Ambos casos, con entidad suficiente como para ser delito, acabaron siendo infracciones administrativas. El primero fue en Vázquez de Mella. Un conductor embistió con su coche a otro turismo sin que hubiese heridos de consideración, pero dio positivo en alcohol. Y el segundo fue una prueba de alcoholemia realizada a una mujer que presentaba signos evidentes de haber bebido. Le hicieron el test dos veces en el cuartel del Rubín y el resultado fue una alta tasa de alcohol.