Los hosteleros del Bulevar de la Sidra, agrupados en la Asociación de Sidrerías de la calle Gascona, presentarán ante el Ayuntamiento un proyecto para que todos los establecimientos de la vía tengan el mismo tipo de terrazas, o al menos, para que las estructuras sean lo más uniformes posibles y cumplan con la nueva y modificada ordenanza municipal.

Así lo ha confirmado el presidente de la agrupación y a su vez propietario de "La Pumarada", Paco Colunga, que aboga porque Gascona "se convierta en un referente nacional y exportable, al igual que lo es, por ejemplo, la calle Larios de Málaga". La propuesta está supervisada por el arquitecto y antiguo decano del Colegio de Arquitectos de Asturias, Alfonso Toribio, se encuentra en fase previa de redacción y ya ha sido planteada al gobierno local. En concreto, al concejal de Urbanismo, Ignacio Fernández del Páramo, que la valora positivamente a falta de conocer los detalles o las infografías. Una vez elaborado el proyecto dentro de uno o dos meses, el Ayuntamiento deberá dar su visto bueno para que las trece sidrerías del bulevar se pongan manos a la obra. En especial, las seis que tienen una terraza de grandes dimensiones, o lo que es lo mismo, las de tipo "b"; aquellas que además del mobiliario habitual de sillas y mesas, incluyen instalaciones desmontables, están cubiertas total o parcialmente, y pueden estar cerradas por alguna de sus caras.

En caso de que el proyecto tenga luz verde, los hosteleros tendrán que tener listas las nuevas terrazas antes del 30 de septiembre. De no ser así, todas las de tipo "b" de esa calle se irían al traste o tendrían que reconvertirse en otras de tipo "a", es decir, quedarse en simples sillas y mesas sobre la acera, sin estructura fija. La razón fundamental radica en que, de acuerdo a la normativa, las terrazas de grandes dimensiones deben estar instaladas a tres metros o más de la fachada del local. Excepto el toldo o las sombrillas, que pueden estar a menos de tres metros del establecimiento. Una simple vuelta por Gascona basta para comprobar que ninguna de las grandes terrazas guarda una separación de tres metros o más y que incluso algunas están "pegadas" a la fachada. O cambian, o están condenadas a desaparecer.

Tanto los requisitos de la ordenanza municipal de terrazas como el plazo máximo de actuación son más flexibles ahora, con la modificación prevista por el tripartito, que en el texto original redactado durante el mandato del PP. Entonces, la entrada en vigor de los cambios para las terrazas de grandes dimensiones (de tipo "b") estaba prevista para el 1 de enero de 2017, pero la comisión de Urbanismo celebrada el jueves dio el visto bueno a dar una moratoria de ocho meses. Este reglamento es en realidad una revisión del texto aprobado el año pasado por unanimidad y que ahora -hace escasos dos días- ha recibido la aprobación de todos los grupos con representación en la comisión de Urbanismo, salvo el PP, que se abstuvo. De hecho, la idea de la moratoria es una propuesta de Ciudadanos aceptada por Somos con el objetivo de que los hosteleros propietarios de grandes terrazas todavía puedan amortizar la inversión realizada de cara al próximo verano.

"El nuevo límite de tiempo nos viene muy bien para desarrollar el proyecto de Gascona y matizar cada detalle", comenta el presidente de la asociación de sidrerías de la zona, que insiste en que la propuesta de los hosteleros de este bulevar "cumplirá a rajatabla" con la normativa de terrazas, pero "dará uniformidad y clase a una de las zonas hosteleras más importantes de la ciudad".

Según el edil de Urbanismo, hay unas sesenta terrazas grandes con estructuras fijas en Oviedo "a las que hemos querido hacer más fácil y llevadero el periodo de transición entre una normativa y otra". Y destaca que las áreas que concentran un mayor número de instalaciones de este tipo son Gascona y la Ruta de los Vinos (la calle Manuel Pedregal y las de su entorno).