En el patio de la Facultad de Económicas, en el vestíbulo y por las escaleras, había ayer gente de edades tan dispares que a simple vista no resultaba posible definir el perfil predominante entre los aspirantes. Junto a los jóvenes que han dejado el MIR poco tiempo atrás había veteranos que ya están pensando en su jubilación y varias familias, con las parejas y los niños pequeños sosteniendo a los aspirantes. María Ángeles Gil, que trabaja en Burgos como médico de área - "el sustituto de toda la vida pero con contrato", aclaró- se presentó el pasado mes de octubre a las oposiciones convocadas en Castilla y León, ayer concurría a la prueba para médico de familia. No piensa en trasladarse a Asturias sino en acumular puntuación, para optar a plazas en su comunidad. De la misma comunidad, Belarmino Rodríguez, de 59 años, se quejaba de un sistema "que mantiene a sus trabajadores en la interinidad durante más de veinte años".