Un ambiente distinto al de otros días había ayer a la puerta de la Cocina Económica a eso de la una de la tarde. El joven ovetense Rafael Freije repartía vales para comer entre las más de cuarenta personas que hacían cola. "Hace más de un año venía a comprar vales de comida que después repartía por las calles, pero me di cuenta que la iniciativa no terminaba de cuajar por diferentes razones. Unos me ponían caras raras y otros incluso tiraban los vales, lo que no me importaba porque el dinero ya se lo había entregado a las hermanas de San Vicente de Paúl; pero tenía que mejorar lo que estaba haciendo".

Este año, decidió emitir participaciones de 4,50 euros de un número de la lotería de Navidad, con un recargo de 50 céntimos.

Los 222 euros que consiguió recaudar a través de las papeletas los repartió ayer mismo en forma de 444 vales de comida entre las personas que acudían a la Cocina Económica. Ayer fue el primer día. "La gente lo está agradeciendo, para mí es genial", comentaba mientras algunos de los beneficiarios le felicitaban por la iniciativa.

El ecuatoriano Pablo Borja recogió su vale con una sonrisa y con agradecimiento. "Cuando estoy sin trabajo, como ahora, estos gestos se aprecian mucho, y más aun en estas fechas, en las que los emigrantes nos acordamos de nuestra familia y de nuestro país con mucha nostalgia y tristeza".

Para Pablo Borja el trabajo que hacen las "monjitas" de la Cocina Económica "y las personas que con tanta generosidad las ayudan y colaboran con ellas, como es este caso, para nosotros tiene un valor muy grande; y además cocinan como los ángeles".

Muy cerca, en la larga cola, se encontraba Armando López, un cubano con raíces en Los Oscos, que en el mes de agosto del año 2014 pudo dejar la isla caribeña para vivir en Oviedo. "Tuve la ocasión y no lo pensé dos veces, compañero", explicó con alegría.

"Aquí puedo comer bien todos los días, y no nos pueden tratar mejor", dijo satisfecho, mientras recordaba los treinta años que trabajó en el periódico cubano "Invasor", de la provincia de Ciego de Ávila. "Y al joven que nos ayuda repartiendo sus vales de comida sólo puedo decirle gracias y darle ánimos para seguirnos ayudando".

Ahora el reto que tiene Rafael Freije es llegar al medio millar de comidas. Este año se quedó sólo a cincuenta y seis de conseguir la cifra. Y ya está planeando una nueva acción: conseguir pequeños regalos para repartirlos el día de Reyes entre las personas que acudan a la Cocina Económica.

Efecto llamada y que la gente se sensibilice con este tipo de acciones directas, "que garantizan que su dinero llega a su destino", es otro de sus objetivos. Esta es otra historia de la Navidad.