Una pala retroexcavadora comenzó ayer, hacia las siete de la tarde, a demoler parcialmente el chalé ilegal del Naranco una vez que operarios municipales sacaron los numerosos muebles y enseres del interior. La familia había sido desalojada de forma pacífica por la mañana, cuando una treintena de personas -agentes de la Policía Local, la Guardia Civil, trabajadores de los Servicios Sociales del Ayuntamiento, empleados del área de Urbanismo y un arquitecto- se presentaron ante la vivienda para ejecutar la sentencia que permite echar la casa abajo porque incumple el ordenamiento urbanístico; es un inmueble de nueva planta construida en pleno parque periurbano del monte, en una zona protegida de Brañes llamada Las Cabañas.

Alexander Ermakov, el propietario, abandonó el chalé con su esposa Beatriz Fernández, sus tres hijos de siete, cinco y dos años y la abuela. Todos se quedaron a ver cómo los trabajadores municipales vaciaban su casa. Los niños corretearon por el patio y el jardín e incluso jugaron en los columpios mientras veían a unos extraños transportar en volandas sus camas, una enorme televisión de plasma, sillones de alta gama, armarios, una bañera de patas, una cocina desmontada o un "punching-ball" entre otras cosas. El cargamento se quedó apilado en el patio delantero porque, después de todo, el terreno es propiedad de Ermakov.

"Soy víctima de una estafa urbanística que contó con el visto bueno del Ayuntamiento, que fue conocedor desde el primer momento de la construcción de mi casa. Estoy seguro de que es una trama y de que hay algo detrás", comentó este empresario de origen ruso desde su jardín. Ermakov se enfrenta a un proceso judicial por engañar a la Administración al levantar su casa en una zona prohibida. La Fiscalía pide para él tres años de prisión, otros tres para el arquitecto ovetense que obtuvo las licencias, y un año y medio para dos constructores, aunque todavía no hay fecha señalada para el juicio.

El propietario aseguró que su mujer pidió una vivienda social al Ayuntamiento y al Principado durante los tres años de batalla judicial por el chalé, pero "ambas solicitudes fueron rechazadas". Y además negó que el municipio le haya ofrecido un piso alternativo. "No tengo ningún documento que demuestre que mi esposa no quiso una vivienda. El Ayuntamiento debe probarlo". Lo que sí le ofreció ayer el Ayuntamiento a la familia fue un apartamento en el albergue Cano Mata Vigil a la espera de que, con posterioridad, se tramite un piso de emergencia. Sin embargo, según Ermakov, "en el albergue no pueden entrar niños", por lo que tomó la decisión de que su familia pasara la noche en casa de unos amigos. "El chalé es nuestro único hogar y nos han sacado sin avisar".

Sobre las informaciones que aseguran que el matrimonio está separado y que en el Naranco solo viven su mujer y sus hijos prefirió ser fue escueto: "Hay muchas especulaciones sobre nuestra relación, pero no quiero que esto sea como 'Salsa Rosa'". La demolición continuará hoy.