Dieron las doce y se armó la gorda. Ciento cuarenta personas se quedaron sin uvas y otras se quedaron a medias en la Nochevieja de la parrilla "El Olivo", en El Escamplero. Hubo gente que fue a una hamburguesería de Lugones abierta las 24 horas porque sólo tomaron sopa. En la cocina había una tangana. El friegaplatos no se dio por aludido y siguió fregando como los músicos del Titanic. Los dueños desaparecieron momentáneamente. La orquesta tocó para "amenizar" la velada y los camareros empezaron a recaudar dinero para pagarse el sueldo. La accidentada cena es el principal tema de conversación en el concejo de Las Regueras, de donde son la mayor parte de los clientes de aquella fiesta calificada ya por ellos mismos como "surrealista" y de cuyo accidentado final informó ayer LA NUEVA ESPAÑA. Una vez pasado el Año Nuevo, los comensales han comenzado a dar más detalles de una velada en la que intervino la Guardia Civil.

"Comimos con el abrigo puesto y casi sin luz". Uno de los clientes, que cenó con una veintena de amigos y niños de entre siete y doce años, muy indignado por la "pésima organización", asegura haber dado un adelanto de 265 euros y otros 352 euros el día de la cena. Según su relato, les sentaron en una mesa y un salón diferente a lo que habían pactado. "Hacía frío, no había luz y tardaron una hora en encenderla. Las copas estaban usadas y el vino blanco no estaba". El precio era de 35 euros y 18 para el menú infantil. Asistieron 340 personas. Algunas afirman haber abonado la cuenta o una señal, pero otras se fueron sin abrir la cartera. "Hubo mesas de 25 que sólo tomaron la sopa de marisco y se negaron a pagar", explica un camarero.

A este empleado le tocaba echar una mano en la barra y llegó un momento en que se quedó al frente del negocio "viendo cómo todo se iba a pique". Por ejemplo, media hora antes de las campanadas, se dio cuenta de que habían comprado pocas uvas. "Aconsejé a varias mesas que fueran al pueblo a por uvas porque no teníamos bastantes". Se refería a Santullano, donde el Ayuntamiento las repartía gratis.

Pero no sólo el frío, la falta de luz, la escasez de uvas y vino o el fallo de un horno torcieron la Nochevieja. El menú no estuvo a la altura. "Todavía estoy esperando el cóctel de bienvenida", comenta el cliente que estaba en la mesa de la veintena de amigos. Al parecer, sirvieron los platos a destiempo y hubo tres versiones de la anunciada sopa de marisco; a unos les tocó una rica pero fría; a otros una muy salada; y al resto, una insípida que, según los usuarios, "tenía pinta de que alguien le hubiese añadido agua al final". El lenguado y la paletilla parecieron cumplir las expectativas, aunque no se libraron de las críticas porque "el pescado era precocinado y las patatas de la carne estaban crudas".

Tocaron las doce. Una camarera cogió el micro de los músicos. Dijo que los propietarios se habían largado y pidió dinero a la clientela para cubrir el sueldo de la cuadrilla. Eran nueve camareros y otras seis personas de refuerzo para la barra, tres salones y la cocina. La gente empezó a pagar. "Somos de pueblo, somos honestos y aquellos empleados nos dieron pena. El único que mantuvo el tipo y pasó de todo fue el friegaplatos, que parecía un músico del Titanic", dice el cliente que decidió llamar a la Policía Nacional.

La Guardia Civil asumió el control porque estaba dentro de su demarcación y únicamente hizo un informe en vista de que los dueños aparecieron y la cuadrilla y la orquesta cobraron. "El propietario dijo que a su mujer le había dado un ataque de ansiedad y que por eso habían salido un momento, pero a su socio le vimos marchar con dinero de la caja", aseguran los comensales.

La dirección de "El Olivo" ha pedido disculpas por las redes sociales, pero insiste en que algunos "se marcharon sin abonar nada de nada" y pone a disposición de los clientes "las facturas de mercancía suficiente para 350 personas". Además. aseguran haber sufrido un accidente de coche fruto del estrés.