Seguramente ni los más eximios expertos en salud pública y epidemiología habían sospechado que si es fiesta la gente se pone menos enferma. O, al menos, aguanta más antes de salir en busca de asistencia sanitaria. Esto es lo que parece desprenderse de lo sucedido en las últimas semanas en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA): los días 24 y 31 de diciembre, Nochebuena y Nochevieja, fueron los únicos del último mes de 2016 en los que esta unidad recibió menos de 300 pacientes. Las urgencias del HUCA, que alcanzaron un máximo histórico de 424 usuarios el pasado 5 de diciembre, y de 422 el día 12 -lunes en ambos casos-, experimentaron una cierta tregua navideña en las dos fechas más señaladas de esta época festiva.
La elevada afluencia de enfermos guarda relación con la epidemia de gripe, que no cede. La onda epidémica en el Principado aumentó de forma muy sensible en la última semana de 2016 hasta alcanzar niveles de intensidad muy altos, con 636 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 433 de la semana previa. "La incidencia crece en todos los grupos de edad, pero especialmente entre los menores de cinco años", señala el comunicado semanal difundido ayer por la Consejería de Sanidad.
"Tras el ligero retroceso de la enfermedad en la penúltima semana del año, el repunte podría estar relacionado con las condiciones meteorológicas, con una situación anticiclónica y un clima frío y seco que favorece una mejor supervivencia del virus en el exterior", agrega la nota, según la cual "en estas circunstancias, no es posible determinar con exactitud cuándo se alcanzará el pico máximo de la temporada", aunque la previsión que barajan las autoridades sanitarias es que la fase de descenso "se inicie a lo largo de este mes".
En Asturias, durante esta temporada gripal, se han notificado 37 casos graves. De ellos, 13 requirieron ingreso en la uci y se han registrado 8 fallecidos.
