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El belenismo, tradición que se pone al día

Los nacimientos de la ciudad crecen en calidad e incorporan nuevas tendencias, como el material reciclado l "Cada año concursa más gente", destaca la Asociación Belenista

Nacimiento de las pequeñas Eugenia y Covadonga Fanjul y Anna Rozaud.

En un principio era el protagonista absoluto y anunciaba, desde un lugar privilegiado, que al hogar, la oficina o la ciudad habían llegado las Navidades. Pero la importación de tendencias del extranjero, como la de colocar el árbol, que llegó desde Alemania, lo habían desplazado un poco. La tradición de colocar el belén, sin embargo, vuelve a cobrar fuerza. "Una tradición tan antigua como poner el nacimiento vuelve a tomar importancia", expresó el pasado miércoles Eulalia Nacimiento, en la entrega de premios del Concurso de Belenes Ciudad de Oviedo que en esta edición, la número 28, ha contado con 66 participantes. La presidenta de la Asociación Belenista de Oviedo agradeció así el interés de los pequeños y mayores que se animaron a colocar las piezas y trabajar en los escenarios para que la Navidad luciese lo más bonita posible en sus casas. Y en sus lugares de trabajo, estudio y encuentro.

"Cada año se anima más gente y el nivel también va creciendo", explica Aurelio Medio, miembro del jurado y vicepresidente de la Asociación Belenista, que se encarga de preparar y exponer, entre otros, el belén más famoso y visitado de la ciudad, el de la plaza de Trascorrales. Un ejemplo, señala, que siguen muchos de los concursantes, tal y como se desprende de sus obras: "Lo notamos cuando vamos a calificar, les sirve de inspiración".

Pero el belenismo no sólo repunta, se adapta también a los nuevos tiempos. A las categorías centros sociales y otras instituciones, familiares, parroquias, escaparates, infantil y colegios, se ha sumado en esta última edición otra más. Al recorrer los centros educativos, los jueces se dieron de que el reciclado ha ido ganando mucho protagonismo y decidieron que los nacimientos realizados por estudiantes con materiales desechables tuviesen también su espacio en la competición.

"Utilizan manualidades, piezas que hacen en clase y con las que luego construyen belenes. Emplean, por ejemplo, botellas de plástico y el resultado es muy bueno. Hacen cosas muy bonitas", comenta Aurelio Medio, quien apunta que las actividades de decoración y plástica provocan que cada vez más colegios se animen a concursar.

El más asturiano de todos los belenes se instaló en el colegio de educación especial Ángel de la Guarda, que Aspace gestiona en Latores. Su planificación y montaje corrió a cargo de la asociación de cultura tradicional Rixu que contó, eso sí, con la ayuda del personal y los usuarios del centro (que admite visitas hasta la retirada de la composición, prevista para pasado mañana lunes). "Estaban encantados y muy ilusionados", relata María José Fernández, secretaria de Rixu. El belén, de nueve metros cuadrados, cuenta con 50 figuras de 30 centímetros ataviadas con los trajes típicos asturianos. Llevan al niño Jesús maíz, carbón, leche, lana, madreñas. Y hasta una cesta cargada con quesos autóctonos. En el paisaje, que incluye el castillete del Pozo Mariana de Mieres (que ya no existe) y la Capilla de Santumedero de Latores, les acompañan vacas, burros, gallinas, ovejas y cerdos. La música de la escena la ponen un gaitero, un tamboritero y una panderetera que amenizan el paseo de los tres Reyes Magos y las labores representadas por el resto de figuras.

Porque el belenismo no entiende de edades. Pese a tener sólo ocho y seis años, Eugenia y Covadonga Fanjul Soria colocan el belén desde hace tiempo bajo la supervisión de sus familiares. Y este año han aumentado el equipo con la incorporación de la pequeña Anna Rouzaud Soria, de tres años. "Les hace muchísima ilusión, ojalá lo sigan poniendo mucho tiempo", explica su abuelo, Antonio Soria. Las niñas trabajan con musgo y corcho y reciben algunos consejos sobre dónde colocar esta pieza o en qué lugar poner aquel castillo. Son una familia de belenistas "de toda la vida". "Mis hijas ya ganaron premios en su día, hace años armábamos un belén que ocupaba toda una habitación y venía la gente a verlo", resalta. Este año lo han colocado al final del salón y le han puesto "mucho verde, como si el nacimiento hubiese sido en Asturias".

El concurso de belenes ha repartido veinte premios en siete categorías distintas y seis menciones especiales. Los miembros del jurado visitaron también el salón de Eloy Rubiera, debutante y ganador de la categoría "familiares". "Me presenté para conocer la opinión de gente que tiene mucho prestigio en la materia. Soy autodidacta y quería saber si lo estaba haciendo bien", explica. El premio del jurado confirma que va por buen camino. Cada año visita el belén central de Oviedo, en la plaza de la Catedral o en su ubicación más reciente de Trascorrales y es un aficionado de las manualidades: "Es una forma que tengo de relajarme". Así, tras admirar los nacimientos públicos y haber visto a su madre poner el del hogar de sus primeros años de vida, en septiembre empezó a trabajar su primer belén. Compró piezas de once centímetros, comenzó a ver tutoriales por internet y puso manos a la obra. Así, este licenciado en Derecho de 51 años que forma parte del personal laboral de la Administración, creó un belén de un metro y medio de largo y con un fondo de 50 centímetros. "Tengo la idea de apuntarme a un curso algún día", comenta. En sus futuras obras tiene previsto utilizar un nuevo enfoque: "Quiero reducir el tamaño y mejorar la calidad. Hacer algo más elaborado con más calidad técnica".

Pero eso será para la próxima Navidad. Una en la que los belenes volverán a desempeñar un papel fundamental. Si la tendencia continúa al alza, serán, incluso, más protagonistas que este año. Y más niños y mayores les otorgarán un lugar importante tanto en sus fiestas como en los lugares que habitan y frecuentan.

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