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De Oriente trae su magia la aristocracia

El recorrido de Sus Majestades visto como un hermanamiento de Oviedo con Medio Oriente y parte de África, además de un repaso a la historia del callejero local

Me corté con las hélices del dron con el que seguí por todo lo alto la cabalgata de los Magos, nuestro hermanamiento con el Medio Oriente y parte de África. Tuve que vendarme la mano y al escribir esta crónica, cuando pulso la "q" también sale en pantalla la "w", un "2" y hasta se involucra el tabulador, la tecla del sangrado, vaya por Dios. Hoy la letra con sangre sale.

Me recuerda este desfile al Día de América en Asturias, y si fue Alfonso Iglesias el diseñador de aquél, con Pinín protagonista, aquí fue Gil Parrondo, con los tres Reyes, que aún conservan su indumentaria aristocrática y no van disfrazados de equinoccio.

Al frente, el príncipe Aliatar, sale de Uría esquina Doctor Casal, donde el perro Rufo. Y como sabía yo el recorrido (no debería publicarse, por razones de seguridad), grabé en el dron las coordenadas y seguí la cabalgata desde poco más arriba de las azoteas y más abajo que la estrella de oriente.

Uría: En vuelo nocturno, como Saint-Exupéry, divisé las cruces de los ángeles que iluminan la calle y me alejé de la Policía Municipal que abría la marcha; distinguí con el zoom el palio plateado que protege a Melchor, en carroza tirada por cuatro corceles. Nunca cambió de nombre esta calle, los revisionistas no llegaron al siglo XIX ni al Uría diputado por Tineo, militante de la Unión Liberal.

Fruela: Sobrevolé con precaución el edificio de la Junta General, en el que sufrí interferencias, acaso porque manejan inhibidores para que los diputados no jueguen, o son quizá del banco Sabadell. Aquí identifiqué a Gaspar, vestido de rojo. Los reyes han de sentirse bien por esta calle, dedicada al hijo de Alfonso I y padre de Alfonso II, a quien no crió Munia sino Adosinda, en Pravia. Observo la comitiva de Basora (¡pobre Irak!) y de Damasco (¡pobre Siria!) y el paso inquieto de algunos caballos, asustados por los confetis. Cojo altura, no sea que culpen al dron.

Pozos: Veo la Banda de Música del Principado y por la manera de redoblar el tambor diríase que tocan la de "pampanitos verdes, hojas de limón"... Vuelvo a subir porque el dron es ruidoso y está prohibido en ciudad si uno carece de permiso; el mío es un dron virtual, bajo licencia de escritor. Los Pozos, antes de existir Fruela, era continuación del Rosal, y se llama así porque se hicieron cimientos en su día para ampliar las murallas. Ahora veo un grupo de ovejas xaldas con pastores de Galilea.

Ramón y Cajal: Esta calle se llamó Picota por el rollo donde exponían a los reos. La Picota, a efectos de Reyes Magos, es el carbón, con el que se marca a los niños malos, un negociado que atiende Baltasar, vil vestigio de racismo, que asocia el pecado, la mancha espiritual, al color negro y a esa raza. Los senegaleses que residen en Asturias están solicitadísimos para estas cabalgatas. ¿Qué pinta Ramón y Cajal en Oviedo? Nada, que yo sepa; y dado que la calle cambió mucho de nombre (Mercaderes, Picota, Universidad, Silleros...), bien podían llamarla Ramón y Cajal y Aliatar. Sobrevuelo las casas donde vivió Dolores Medio.

Mendizábal: Mendizábal fue un personaje de lo más controvertido, que expropió a la Iglesia para financiar la guerra contra los carlistas; fue un progresista violento, y cuando ganó Narváez tuvo que emigrar. Atisbo jinetes de Siria y ponis del Nilo; una aplicación militar informática me dice de qué grupos se trata con sólo apuntar hacia las vestimentas. Mendizábal comunica Porlier con el antiguo Campo de la Lana (fue zona rural, con hórreos y mercado de lana en la Ascensión y Todos los Santos). Pasan ante el Filarmónica los jinetes de Ur, vienen de Mesopotamia y acaso pidan asilo político a Wenceslao.

Argüelles: Hititas o turcos figurantes de Esmirna se salen de la comitiva para acercarse al Café Chelsea, por un chupito de raki. Por aquí hubo un colegio, el de San Pedro (de los Verdes, llamaban, por su uniforme), mismo que eliminó el susodicho Mendizábal, donde se levantó el Instituto Nacional de Previsión, que sobrevuelo a duras penas con mi imaginación de ocho hélices. Detecto jinetes de Siria, en caballos de crines trenzadas y la corte de Nínive, con refugiados de Mosul, que portan cofres.

Plaza del Carbayón: Dobla la cabalgata hacia esta plaza, ante el monumento a la Concordia, obra de una artista llamada Esperanza, lógicamente. Un grupo de ocas semeja puntos suspensivos, a vista de pájaro. "Continuará", dicen. Sí, ocas, reconoce mi aplicación; alguna oca hace el ganso. No veo jabalíes. Identifico la corte de Asuán, con trajes egipcios, y al tomar perspectiva desde el Campoamor, atisbo a Baltasar, bajo templete dorado.

Alcalde García Conde: Qué privilegio para mí sobrevolar Hacienda, inspeccionarla, y además me enorgullece recorrer la calle porque Manuel García Conde, alcalde de Oviedo desde 1940 y durante once años, nació en Pravia, en 1891, y en Pravia reposan sus restos. Dije alcalde de Oviedo pero mejor sería decir: de las ruinas de Oviedo. Ahí abajo desfila la Banda de Música del Principado y la de Gaitas Ciudad de Oviedo, inflados sus fuelles de terciopelo, dirigidos por Guti.

Covadonga: La Banda de Música de San Salvador, de Oviedo supongo, luce tricornios de gala, y aprecio la nueva Librería Santa Teresa, que regala café con la compra de un libro, aunque el autor no sea aburrido; más allá el Hogar del Fumador... ¿dejarán fumar dentro? Una camioneta de Gómez Oviedo, antigua, circula cargada de regalos; detrás, gente de Samarkanda, que habla uzbeco, y la Banda de Música de Foz. ¡Qué encrucijada de culturas!

Melquíades Álvarez: Tomo al vuelo un plano de la seductora tienda Intimissimi, que asocio a pecados de seda y encaje; un mercero me dijo que en lencería es donde más gastan los Reyes Magos; por cierto, ¿son los Magos solteros? Trío son. Poco más allá, al otro lado, la neobizantina San Juan el Real, donde Javier, el párroco, perdona los pecados capitales y los aldeanos. Y metros después el andamiaje de la casa quemada, ante la que circula en ese momento un coche antiguo de bomberos, matrícula O-5979.

Independencia: Termina el recorrido. El nombre de Independencia no se refiere en exclusiva al levantamiento del 9 de mayo contra los franceses sino también la resistencia de los asturianos ante los romanos, los visigodos y los sarracenos. Pero este desfile es pacífico y a nadie molesta que los pajes de Etiopía porten cada uno el estandarte de la media luna.

El indicador de la batería me recomienda que regrese el dron; tomo altura, al tiempo que veo el coche escoba del Ayuntamiento cerrando el desfile.

Fue al llegar el artilugio a mi casa y tratar de meterlo por la ventana de mi despacho, cuando golpeó levemente con una cortina de lamas, se desequilibró, intenté agarrarlo para que no se cayera y me mordieron las hélices. Son los riesgos de la cetrería moderna, dron por halcón; pediré a los Magos un guante.

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