Anoche, antes de empezar el reparto de los regalos, los Reyes Magos recorrieron las calles de Oviedo poniendo aún más nerviosos a los chiquillos y ganándose la simpatía de los adultos en una cabalgata que discurrió a buen ritmo y resultó divertida y emocionante. La de ayer fue la más segura que se recuerda, con un dispositivo policial reforzado para evitar sorpresas desagradables tras el último atentado en un mercadillo navideño en Berlín y con un nuevo itinerario, que dejó de lado la plaza de la Catedral y que evitó la calle del Águila, un punto negro en el recorrido de los últimos años en el que eran frecuentes las caídas y resbalones de los caballos.

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En la cabalgata de ayer participaron poco más de mil cuatrocientos figurantes, algo menos que el año anterior, en el que desfilaron unos mil setecientos. Algunos de los acompañantes de los Reyes Magos llegaron de lugares distantes, como la agrupación de Alcoy, en Alicante, que abría el desfile e iba marcando el paso de toda la comitiva que iba detrás o las bandas musicales gallegas y de Guardo, en Palencia, que viajaron a Oviedo para acompañar a Melchor, Gaspar y Baltasar en su visita a la ciudad.

Para evitar que los viandantes interfirieran en el paso de las carrozas y los animales, las calles estuvieron perfectamente valladas. Solo en uno de los márgenes de la plaza del Carbayón los chiquillos, con sus familias, estaban casi a pie de calle, y luego, más adelante, ya cuando la cabalgata entraba en su fase final, en la calle Melquíades Álvarez. Los miembros de las delegaciones de los lejanos y exóticos países que precedían a los Reyes estrechaban las manos de los niños, repartían los caramelos que cargaban en unos enormes cofres con ruedas y les confiaban algunos secretos de su misión nocturna. A los más solemnes los chiquillos les escuchaban absortos.

Se estrecharon las medidas de seguridad durante el recorrido, con las vallas y la vigilancia y el cambio en el itinerario, pero también desde el exterior, con dos vistosos operativos policiales bloqueando el acceso de cualquier vehículo desde la parte alta del Campo San Francisco. En Marqués de Santa Cruz y Conde Toreno, a la altura de la calle Santa Susana, estuvieron desde primera hora de la tarde hasta el fin de la cabalgata cuatro furgones de la Nacional, dos en cada calle, con varias hileras de vallas, y a mitad de cada calle para más seguridad, una patrulla de la Local.

Ajenos a esas medidas de seguridad, a unos metros de allí, miles de personas disfrutaban siguiendo el recorrido de la cabalgata, con Melchor, Gaspar y Baltasar -asistidos por sus ayudantes por esa noche, Jorge Menéndez Vallina, el presidente del Real Oviedo; el actor José Antonio Lobato y el viola de la OSPA (Orquesta Sinfónica del Principado) Steven Wright- en las carrozas que el director de arte asturiano Gil Parrondo, fallecido hace unos días, diseñó y regaló a la Sociedad Ovetense de Festejos hace ocho años. Como homenaje al cineasta, la SOF recuperó este año el diseño original. Su presidente, Roberto Sánchez Ramos, a pie de cabalgata durante las algo más de dos horas que duró el recorrido, explicó que simplemente se les retiraron algunos añadidos posteriores. Melchor. Gaspar y Baltasar lanzaron por todo Oviedo desde sus tronos móviles, tal y como los imaginó Gil Parrondo, el mejor regalo de todos, que es el de la ilusión en la noche más mágica.

El desfile de Reyes partió de la Escuela de Minas a las seis y media de la tarde y allí retornó poco después de las ocho y media de la tarde, algo más tarde de lo previsto por la organización. El director de la SOF, Javier Batalla, hizo notar que con el nuevo recorrido la cabalgata regresó a su trazado primitivo, anterior a la peatonalización de la plaza de la Catedral y comentó que evitando el casco antiguo había mejorado la fluidez de la marcha.

Desde la Escuela de Minas, la cabalgata se encaminó hacia la calle Uría, siguiendo por Fruela, Los Pozos, Ramón y Cajal, Mendizábal, Argüelles, la plaza del Carbayón, Alcalde García Conde, la plaza de Santa Clara, la calle Covadonga, Melquíades Álvarez y ya de vuelta por Independencia.

Los Reyes Magos ofrecieron dos horas de entretenimiento ininterrumpido. Hubo música, con cinco bandas locales, junto a la de gaitas con sus dos directores al frente, Vicente Prado "El Praviano" y José Manuel Fernández, "Guti". Otras tantas agrupaciones musicales llegaron de Galicia y Palencia y entre todas entonaron la noche con villancicos y canciones populares, en muchas ocasiones coreadas por el público tras las vallas y acompañadas por bailes improvisados. Los animales también fueron objeto de admiración, empezando por los caballos, obedientes a pesar del barullo y comandados por los profesionales de la Escuela Ecuestre El Carbayón. Dóciles y disciplinadas se pasearon las ocas y también hubo un rebaño de ovejas, otro de llamas y varios ponis.

Los miembros de las comitivas reales compitieron en elegancia. A lo largo del recorrido se fueron alternando embajadas, con agrupaciones musicales, caballos y carrozas. Desfilaron las delegaciones de Damasco, Rajastán, Basora, Omán, Turfán, Babilonia, Trebisonda, Macedonia, Manchuria, Kambaluk y otros lugares de nombres igualmente evocadores. En algunas de ellas se colaron algunas caras conocidas entre los ovetenses, como el concejal socialista Diego Valiño; Isabel Bermejo, de Somos, que se despidió de su concejalía con la encomienda de acompañar a los Reyes Magos o Israel Sastre, promotor de los encuentros artísticos de los jueves en Oviedo ante el Museo de Bellas Artes. También tenía previsto unirse a la cabalgata el eurodiputado socialista Jonás Fernández.

Tres camiones cerraron la marcha. El primero de ellos, un modelo antiguo cargado con parte de los regalos que ayer tenían que repartir los Reyes Magos; el segundo, un coche de época del parque de bomberos, con la matrícula O-5979; y el tercero, un furgón de protección civil.

Los Reyes también sacaron tiempo para visitar la zona rural del municipio y se dejaron ver por La Manjoya, Tudela Veguín, San Esteban de las Cruces, Anieves, Tudela Agüeria, San Claudio, Villaperi, Colloto y Faro, Santa Marina de Piedramuelle, Caces, Las Caldas y Las Campas.