"La nieve cayó ayer sobre Oviedo menuda, desapacible e implacable. La nieve se derramó sobre la ciudad desde bien temprano para regocijo de unos y malhumor de otros. Porque la nieve tiene su parte buena y su parte mala. Por un lado es un eficaz elemento decorativo y por otro, constituye una incomodidad y hasta un peligro lo mismo para los que andan a pie como para los que se trasladan sobre ruedas. El caso es que la nieve llegó y que Oviedo ayer se convirtió en terreno de juego para los chavales. Las temperaturas bajaron hasta los cero grados".