El último jabalí visto en la zona urbana de Oviedo apareció en octubre en la plaza Gabino Díaz Merchán, en el barrio de La Florida, cuando fozaba impasible entre cubos de basura ante decenas de personas que le fotografiaron y grabaron con el móvil. Los vecinos de la zona llegaron a habituarse a la presencia de cerdos salvajes en el entorno, al igual que los de Vallobín, donde día sí y día también había jabalíes corriendo libremente por aceras y jardines. Pero uno de los avistamientos que causó temor a los testigos tuvo lugar en agosto, cerca de la pista Finlandesa. Un grupo de cinco jabalíes atemorizó a una pareja que disfrutaba de la tarde en una mesa de madera junto al colegio Parque Infantil. Los jabalíes, especialmente alterados por la presencia de un perro, llegaron a acercarse a un par de metros de la mesa y la familia comenzó a tirarles piedras y a gritar "¡fuera, fuera!" para que se alejasen, aunque no resultó tarea fácil. Se desató entonces una especie de psicosis por jabalíes en la zona urbana de Oviedo que fue disminuyendo con la entrada del invierno.

Los guardas de la Consejería de Desarrollo Rural iniciaron batidas (aguardos, en realidad) para evitar riesgos a la población y el Ayuntamiento llegó a proponer una esterilización de las hembras, que fue rechazada por el Principado.