El propietario de la confitería Camilo de Blas, todo un icono en Oviedo, está que echa chispas con el Ayuntamiento. José Juan de Blas denuncia que el Consistorio le ha denegado la solicitud para colocar un rótulo identificativo en el exterior de su tienda de la calle Jovellanos, un local que actualmente permanece "sepultado" tras el sistema de andamiajes que se ha instalado en el edificio para acometer obras en la fachada. De Blas pidió permiso para colocar el rótulo sobre la red de protección que cubre las cinco alturas del inmueble y "tapa por completo" el escaparate del local, pero el Consistorio se lo ha negado "propiciando que la tienda quede enterrada entre los andamios", explica el propietario. "El Ayuntamiento me está hundiendo el negocio", añade.

Y es que, según José Juan de Blas, la "nula" visibilidad de su negocio desde la calle provoca que los clientes, sobre todo los turistas, pasen de largo sin entrar en la tienda. "Eso nos está provocando muchas pérdidas económicas. Nos han contado los propietarios de otros negocios de la calle que ya les han preguntado en muchas ocasiones la ubicación de la confitería para comprar carbayones -el pastel icónico de Camilo de Blas- porque la tenían enfrente y no la encontraban", señala el dueño del negocio.

José Juan de Blas critica la doble vara de medir del Ayuntamiento. "Cuando hicimos las obras de reforma en el local para regresar a la calle Jovellanos nos pidieron 60.000 euros de aval para cerciorarse de que todos los elementos se mantenían intactos, es decir para velar por un establecimiento que consideraban patrimonio de la ciudad. Pero ahora parece que eso no les interesa, que no les importa que nuestro negocio permanezca tapado a pesar de que es un pedazo de historia de la ciudad", señala el propietario. "Cuando Woody Allen viene a Oviedo se hace fotos en nuestra confitería. Camilo de Blas no es sólo un negocio, es patrimonio de la ciudad y una marca que le da prestigio a Oviedo fuera del municipio y de Asturias", asegura De Blas.

El problema de la emblemática confitería no tiene pinta de solucionarse a corto plazo. "La fachada tiene daños estructurales y las obras van a prolongarse al menos dos años más, por lo que no podemos estar tanto tiempo sin poder colocar el cartel a la puerta", explica. Actualmente el rótulo está visible a pesar de que el Ayuntamiento rechazó la solicitud presentada por los responsables del negocio. "Sólo faltaba que nos multaran. No queremos ir a juicio por esto, pero no lo descartamos si nos siguen poniendo pegas", recalca De Blas. Las obras de las fachada del edificio también traen consigo otros problemas para el negocio. Según su propietario, "nos han tapado una de las puertas de entrada, nos impiden descargar la mercancía frente a la tienda y los andamios no nos permiten abrir los toldos, por lo que en los días de sol se derriten todos los productos de chocolate que tenemos en los escaparates".