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Un edificio abierto con 420 camas para el gran azote de Asturias

P. Á.

El bacilo de Koch hacía de las suyas: se cobraba cada año la vida de casi un millar de asturianos. El antídoto llegó el 21 de octubre de 1947. Ese día fue inaugurado el Sanatorio Antituberculoso de Oviedo, hoy denominado Hospital Monte Naranco. El por entonces ministro de la Gobernación, Blas Pérez González, y la esposa de Francisco Franco, Carmen Polo, asistieron a la apertura de un centro sanitario cuya construcción costó entre seis y trece millones de pesetas -según las fuentes a las que se atienda- y que entonces disponía de 420 camas para enfermos y 100 más para el personal.

La plantilla inicial estaba integrada por un centenar de trabajadores, entre ellos cuatro médicos y quince enfermeras. El día de la inauguración ya había ingresados 86 pacientes. Se trataba de atajar "el más grave de los problemas sanitarios que tiene planteados Asturias", según palabras pronunciadas en el acto de inauguración por José María Gasset, delegado provincial de Sanidad, referidas a la tuberculosis.

El nuevo sanatorio fue levantado en la falda del Monte Naranco tras la destrucción del anterior en la Guerra Civil. Dependía del Patronato Nacional Antituberculoso, auspiciado por el Ministerio de la Gobernación. Su construcción corrió a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas, encargada de realizar obras de reconstrucción en ciudades particularmente afectadas por la contienda. Mateo Santos de Cosío fue el primer director, aunque su gestión duró sólo dos meses. Le sustituyó Roger Jalón.

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