Cuando José Secas González entra en las oficinas del Registro Municipal los funcionarios le saludan como si fuese de la casa. Y es que Pipo -así se le conoce en Pumarín- acude a visitarles casi a diario desde hace seis años. En todo este tiempo, según los propios cálculos de este chapista en paro, ha presentado en el Ayuntamiento "más de mil" escritos solicitando "arreglos, soluciones y otras mejoras" para los barrios de Pumarín y Teatinos. Sólo el año pasado -y estas cifras sí están certificadas por el Ayuntamiento- Pipo formalizó 139 solicitudes y logró que 131 de ellas fuesen "atendidas satisfactoriamente". "En lo que va de 2017 ya hemos conseguido otras diez aprobaciones", explica este vecino. Habla en plural porque para su cometido cuenta con el apoyo de un policía municipal en activo, José Enrique Boza, que le ayuda con el papeleo. "Tiene estudios y escribe muy bien las cosas que hay que denunciar, pero yo las firmo", subraya Pipo.

Todo comenzó exactamente el 16 de marzo del año 2010. A Pipo no se le olvida porque ese día vio a una señora "romperse una pierna" al tropezar con una baldosa levantada en la plaza del Crucero, cerca del grupo de viviendas Celestino Mendizábal de Pumarín, una barriada que también es conocida en Oviedo como Tocote. Esa fue la primera queja que presentó en el Ayuntamiento, pero a partir de ahí cogió carrerilla. "Solicito todo lo que considero que debe ser mejorado y trato de ayudar a todos los vecinos que puedo. Es decir, que tan pronto puedo pedir que se arregle una acera en un punto del barrio determinado, como mover lo que sea necesario para que a una persona anciana que no tiene recursos se le busque un sitio para vivir", afirma. Entre las últimas solicitudes aprobadas por el Consistorio a petición de Pipo se encuentran "diez pequeñas reparaciones en algunas calles de Pumarín y Teatinos" o la supresión "de un socavón que había cerca de un paso de cebra de la calle Aureliano San Román".

Pipo tiene bien hechos los cálculos. Durante los seis años que lleva apretándole las tuercas al Ayuntamiento ha conseguido que se aprueben 542 de sus solicitudes. "Tenemos todos los escritos perfectamente archivados desde el primer día que empezamos a hacer esto", asegura este vecino. "La verdad es que es una satisfacción muy grande el poder hacer algo por la ciudad en la que vives y por sus habitantes", recalca José Secas González.

A lo largo del tiempo que dura su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA, hasta cuatro vecinos de Pumarín se paran a hablar con Pipo. "Todo el mundo del barrio viene a mí para contarme las cosas que ven en mal estado o para que les ayude si tienen algún problema. Yo estoy encantado, pero no estaría mal contar con una oficina en el centro social para poder atender a la gente y no tener que hacerlo en plena calle", comenta entre risas Pipo. "Por todo lo que hago no pido nada a cambio. Sigo cobrando 426 euros al mes y con estas actividades, como es lógico, no gano ni un solo euro", matiza.

Según asegura, no hay político en el Ayuntamiento que no lo conozca. "Yo soy apolítico, aunque reconozco que el tripartito -el gobierno integrado por PSOE, Somos e IU- está haciendo bastantes cosas por nosotros. Aún así, yo tan pronto hablo con Rivi (por el edil de Cultura de IU, Roberto Sánchez Ramos) como con Antuña (en referencia al concejal del PP Gerardo Antuña), igual me dan los colores, lo único que les pido siempre a todos es que hagan lo que tengan que hacer para que los ciudadanos vean que sus impuestos sirven para vivir mejor", dice. "No es por presumir, pero cuando voy al Ayuntamiento a denunciar algo ya no me hace falta llevar ni fotografías que lo demuestren, me hacen caso inmediatamente", asegura.

Pipo dedica muchas horas al día a preparar sus escritos, pero no tiene previsto detenerse. Entre las espinas que tiene clavadas desde hace tiempo está "conseguir que de una vez por todas nos pongan una piscina en el barrio, que tiene población suficiente como para tenerla", sostiene. Seguro que en el Consistorio volverán a tener noticias de Pipo.