No le ha temblado la mano a Covadonga Vázquez Llorens a la hora de dictar sentencia contra Jorge Portillo Vega, el hombre que confesó haber matado a su pareja sentimental golpeándola brutalmente en la cabeza en varias ocasiones con la barra de una pesa de gimnasio. La presidenta de la sección segunda de la Audiencia Provincial ha decidido aplicar la máxima pena que solicitaba la fiscalía y ha condenado al "asesino de la mancuerna" a 22 años y 6 meses de prisión por matar por la espalda a Isabel Márquez Uría en el piso de la calle General Zuvillaga que ambos compartían en el momento del crimen, perpetrado el 5 de noviembre del 2015.

La sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) durante un plazo de diez días, considera que Jorge Portillo Vega es autor "criminalmente responsable" de un delito de asesinato, con las agravantes de desprecio de género y parentesco y la atenuante de confesión. A los 22 años y 6 meses de cárcel hay que añadirle la prohibición para el condenado de aproximarse a menos de 500 metros del hijo de la víctima -al que el asesino tendrá que pagarle una indemnización de 202.884 euros- y la medida de libertad vigilada por un periodo de diez años una vez que Jorge Portillo Vega cumpla el tiempo en la cárcel.

El fallo de la Audiencia Provincial llega una semana después de que un jurado popular declarase culpable de asesinato al ahora condenado. Las once personas que se sentaron en el estrado escucharon durante el juicio cómo Jorge Portillo "engañaba" a la ahora fallecida para aprovecharse de ella económicamente y "vivir a su costa" y cómo en un principio trató de aparentar ante la víctima una situación económica desahogada para después acabar apropiándose de su dinero. Ella tenía una fuerte "dependencia afectiva" y se creía todo lo que el hombre le contaba, la separó de familia y amigos, pero llegó un momento en el que comenzó a sospechar y Portillo ideó un plan para que no se enterase de que la estaba arruinando. De hecho, el día del crimen Isabel Márquez pensaba que ambos iban a ir al banco para tratar de poner en claro la situación económica, pero eso no llegó a ocurrir. El hombre la llamó a la habitación con la excusa de que había una fuga de agua y cuando ella se puso sobre la cama sacó una barra de hierro de unos 30 centímetros que tenía escondida y le golpeó hasta en cinco ocasiones causándole tremendas heridas en la cabeza.

Según quedó probado, Portillo llegó a dormir junto al cuerpo sin vida de Isabel Márquez durante los cuatro días que tardó en entregarse a las autoridades. Había dejado cartas confesando el crimen porque pensaba suicidarse, pero no lo hizo y se presentó en Comisaría.