La mayoría de las infecciones respiratorias que se dan en la infancia no requieren el uso de antibióticos, y ante un catarro los pediatras no disponen de armas para frenar su evolución. Si a ello se añade que este tipo de enfermedades forman parte del proceso de madurez de un niño, queda claro que es conveniente hacer un uso "juicioso" de las medicinas y afrontar cuestiones como la tos o la fiebre con cierta tranquilidad.

De este modo podrían resumirse algunas de las ideas que pusieron ayer sobre la mesa José Ignacio Pérez Candás, presidente de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria; María de los Ángeles Ordóñez, tesorera de la asociación, y Eduardo Ramos, que protagonizaron la mesa redonda correspondiente al Club de la Salud de LA NUEVA ESPAÑA, en esta ocasión dedicada a clarificar el mejor modo de afrontar los problemas respiratorios infantiles que proliferan en los meses de otoño e invierno. En esta época del año la circulación de virus aumenta y con ella los resfriados y gripes, que en los más pequeños preocupan de manera especial. Los expertos reunidos en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA quitaron algo de hierro al asunto y aconsejaron, entre otras cosas, "usar con responsabilidad los servicios médicos".

La doctora Ordóñez, que ejerce en Laviana, aseguró que los niños de guardería padecen una media de seis infecciones respiratorias al año, casi todas concentradas en los meses de frío. "No existe evidencia de que esas infecciones virales se curen con antibióticos o medicinas para la tos que sí tienen efectos secundarios y pueden provocar intoxicaciones", indicó la pediatra. Cuestiones como la abundancia de mocos o el cambio de color "no indican la existencia de una sobreinfección", añadió. Capítulo aparte merece la "psicosis" desarrollada por muchos padres en torno a la fiebre. "Los antipiréticos los damos para tratar el malestar, no la fiebre, que es un mecanismo de defensa que ayuda a curar y lo que hace es avisarnos de que algo va mal", comentaron los tres pediatras. Eduardo Ramos, por cuyas manos han pasado generaciones de niños en Oviedo, aseguró que "a la fiebre hay que hacerle un monumento, porque avisa del problema".

La tos constituye otro motivo frecuente de consulta al pediatra de atención primaria y los servicios de urgencias. Y es motivo habitual para dar tratamientos sintomáticos, bien por indicación médica, bien por criterio de la familia o del personal de las oficinas de farmacia. "La falta de inocuidad de antitusígenos y otros medicamentos utilizados para el tratamiento de los procesos catarrales está ampliamente documentada, sobre todo en niños menores de 5 años", según los especialistas. Los broncodilatadores, los medicamentos que contienen eucalipto, incluso la vitamina C y los probióticos no mejoran los procesos ya iniciados, advirtieron. La información es clave para que los padres sepan cómo afrontar las situaciones.