El inicio del curso 1967-68 estaba a la vuelta de la esquina pero aún faltaba parte del mobiliario en el colegio de San Pedro de los Arcos. El proceso de matrícula generó una gran cola, a la vez que los operarios trataban de pasar la pesada mesa del director por la puerta. "Mi padre salió de la fila para ayudarlos", cuenta José Vázquez. "En agradecimiento, el director lo coló y me convertí en el primer alumno de San Pedro de los Arcos". "Tengo un vínculo emocional con el colegio, es mi casa", dice Vázquez, agente de la Policía Local, que ofrece charlas de seguridad vial a escolares.