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La ley de la Memoria Histórica revive al Alférez Provisional

Los vecinos de la calle, que ahora se llama Charles Darwin, dicen que la modificación "le ha dado más bombo" al nombre franquista

Los vecinos y comerciantes con negocios en la antigua calle Alférez Provisional -una vía que ahora se llama Charles Darwin- aseguran que la aplicación de la ley de la Memoria Histórica ha servido en este caso para darle más protagonismo a la denominación ligada al franquismo. "Con este cambio le han dado más bombo al nombre de Alférez Provisional. Hasta que empezó todo esto no había mucha gente que supiese que la calle se llamaba así, todo el mundo se refiere a esta zona como Llamaquique y creo que también va a seguir siendo así a partir de ahora", asegura Román Díaz, propietario de una cafetería en la calle desde hace trece años.

El cargo de alférez provisional era un título que se otorgaba durante la Guerra Civil a jóvenes que tenían formación académica para ascenderlos rápidamente a militares y cubrir así las numerosas bajas de oficiales que sufría el bando franquista durante la contienda. "Nunca se me ha venido a la cabeza ninguna connotación política al decir el nombre de la calle. No me parece bien que hayan cambiado el nombre porque hay muchas otras cosas que hacer antes en la ciudad", sostiene Román Díaz. Su mujer, Susana Pérez, asegura que por el momento, a efectos del día a día, es como si el cambio de nombre no se hubiese producido. "Todavía vinieron esta misma semana del Ayuntamiento para notificarnos el cambio, que hasta ahora no lo habían hecho. Por lo demás igual. Las facturas siguen llegando con la dirección de siempre y no ha cambiado nada", afirma.

Y es que muchos de los ciudadanos que ayer hablaron con este diario ni siquiera sabían que la calle por la que circulaban se llama ahora Charles Darwin, que el Ayuntamiento ha decidido otorgársela al eminente naturalista inglés. Darwin postuló, a través de su obra "El origen de las especies", que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. A pesar del prestigio mundial con el que cuenta el científico, los vecinos están convencidos de que el nombre no va a calar. "La gente de Oviedo conoce esta zona como Llamaquique, ni Alférez Provisional ni Charles Darwin, la costumbre es la costumbre y eso es muy difícil de modificar", mantiene Maximino Fernández, que reside muy cerca.

Para Fernández, "lo del cambio de las calles no sirve más que para marear la perdiz". En su opinión, "la variación del nombre va en función de la ideología de los dirigentes, con lo que dentro de unos años podemos encontrarnos con otros políticos en el Ayuntamiento, de distinto color, a los que les de por volver a cambiar las calles", explica Maximino Fernández.

Belén Enríquez, que tiene una tienda de abalorios y diseño de bisutería, tampoco está para nada de acuerdo con los cambios que ha traído consigo la aplicación de la ley de la Memoria Histórica. "Alférez Provisional no suena para nada a franquista, y aunque así fuese el franquismo es una parte de la historia de España", asegura. En ese sentido piensa igual que Maximino Fernández. "No se puede cambiar el nombre de las cosas a gusto de los políticos de turno. Si después vienen otros y deciden cambiarlos de nuevo... Eso no es lo que quieren los vecinos", asegura. La decisión de ponerle a la vía el nombre de Charles Darwin también le ha afectado al bolsillo a Belén Enríquez. "Acabo de encargar hace poco 500 bolsas para los clientes con la dirección de Alférez Provisional. Además tengo tarjetas y otro tipo de productos que me han costado un dinero y que a partir de ahora no van tener sentido", explica la mujer. En su opinión, "no tendrían que haber modificado nada" porque "no es que la calle se llamase Adolf Hitler".

Quien tendrá que aprenderse alguna que otra calle nueva es Pablo Tablón, el controlador de la zona azul que se encarga de vigilar los alrededores. Él también tiene una opinión sobre la decisión del Ayuntamiento. "Considero que lo principal es pedir la opinión de los vecinos para hacer los cambios. Los ciudadanos que viven en cada calle son los que tienen que decidir si quieren modificar el nombre o no". Según sostiene, "existen problemas mucho más importantes que solucionar que cambiar los nombres que aparecen en una placa", algo que por el momento no se ha hecho.

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