"Con el agua al cuello, o por encima del cuello, llegó a Oviedo el Logroñés. Con el agua al cuello sigue, pero es seguro, segurísimo, que si los muchachos riojanos continúan con el brío, el entusiasmo y el hambre de victoria de que anteayer dieron pruebas en el Carlos Tartiere, a la vuelta de media docena de jornadas se hallarán en tierra firme. Las cosas, todo hay que decirlo, les salieron como no podían soñar. Un gol en el que el adversario puso, cuando menos, el noventa por ciento; un Oviedo desangelado, nervioso, que no encontró su ritmo en toda la tarde y que, por añadidura, jugó todo el segundo tiempo con diez hombres por la lesión de Viti; un público que recibió a su equipo, a la salida del campo en el segundo tiempo, con una sonora pita".