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Gritos sin voz para los olvidados de Haití

El fotoperiodista asturiano Álex Zapico expone en el RIDEA sus imágenes de "la devastación y el cólera" que sufre el país caribeño

Una mujer camina en mitad de una localidad en ruinas. ÁLEX ZAPICO

Álex Zapico (Gijón, 1976) no se considera buen fotoperiodista. Lo dice recién llegado de hacer un reportaje en los campos de refugiados en la frontera entre Siria y Jordania, y en mitad de su particular explicación sobre cómo echar una mano en la construcción de un pozo de agua en Haití para evitar la propagación del cólera. "Soy muy mal fotoperiodista. Si veo que hay una foto impactante pero alguien me pide ayuda, suelto la cámara". Zapico estuvo once días en Haití después de que el huracán Matthew arrasara el país dejando a su paso más de mil de muertos y empeorando la epidemia de cólera que comenzó hace siete años por culpa de otro desastre; un terremoto. Veinticinco de sus imágenes pueden verse en el RIDEA (plaza Porlier, 9) hasta el 24 de febrero bajo el título: "Haití en el camino".

Viajó en diciembre con cinco integrantes de la organización Bomberos sin Fronteras que iban a construir pozos de agua. Una vez allí también estuvo con voluntarios de Médicos del Mundo y con las tropas brasileñas de Naciones Unidas que se encargan del reparto de ayuda humanitaria. Recorrió el país de punta a punta y casi siempre en moto. Pasó por zonas como Jérémie o Sud -donde ahora mismo está el reparto humanitario- y otras en las montañas, mucho más incomunicadas con el mundo que las anteriores. "En esos lugares hay familias que no pueden hacer otras cosa que esperar. No tienen casa, no tiene agua, no tienen nada".

La fotografía que sirve de bandera de la exposición muestra esa realidad. Es una mujer que camina por un paisaje en ruinas. "Parece que está en medio de un tsunami. No es que sea una imagen estupenda, pero cuando la hice sabía que iba a formar parte de una exposición futura", explica Zapico, que a regreso de Haití se puso en contacto con la Agencia de Cooperación Asturiana y dio en el blanco. La institución organiza la muestra y su plan pasa por llevarla a toda Asturias con dos exposiciones simultáneas.

Zapico suele trabajar para agencias de cooperación y ONGs y si tiene u n proyecto en la cabeza lucha por conseguirlo aunque no sea sencillo. Eso le pasó con el de Haití hasta que pudo colaborar con Bomberos sin Fronteras. "Es un país muy difícil para un ''freelance'. Un traslado de 300 kilómetros cuesta cerca de 400 dólares (unos 377 euros) y comer y dormir es muy difícil. Tampoco hay transporte público, ni taxis".

A este fotoperiodista asturiano que también fue cooperante le gusta establecer diferencias entre la ayuda improvisada y la profesional. "Una catástrofe de tale dimensión hay que dejarla en manos de los que saben. Yo hago fotos para que ellos puedan seguir trabajando y la sociedad reflexione". Además, insiste en que dispara las fotografías justas porque no le gusta molestar y que antes que luchar por la mejor imagen, tiende una mano.

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