El lunes, a las diez de la mañana, comienza en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Asturias el juicio a los presuntos asesinos del Imran, el niño de 21 meses que fue arrojado a las vías del apeadero de la Argañosa dentro de una maleta tras fallecer por múltiples golpes en octubre de 2014. El proceso durará nueve días y contará con la intervención de un tribunal popular. Ciudadanos elegidos por sorteo se pronunciarán sobre la culpabilidad de la madre del pequeño, Fadila C. S.Fadila C. S, y su entonces pareja, David F. V., para los que el Ministerio Fiscal solicita una pena de 33 años y 5 meses a cada uno como autores de un delito de maltrato, lesiones, asesinato y profanación de cadáveres. En la actualidad, están en prisión preventiva en las cárceles de Villabona y Mansilla de las Mulas.

Para el Ministerio Fiscal, David y Fadila estaban juntos en la casa que compartían en la calle Vázquez de Mella (Vallobín) cuando el pequeño fue asesinado y los dos introdujeron al niño en una maleta. Sin embargo, tanto la acusación particular como la defensa de Fadila exculpan a la madre de lo ocurrido al argumentar que ella no estaba en el domicilio cuando el niño perdió la vida y que su novio -siempre según su versión, el autor del crimen- la engañó sobre el paradero del crío. Por último, el abogado de David F. V. pide la absolución de su cliente al inculpar del fallecimiento del niño a la mujer y asegurar que el padrastro consumía droga y "tenía anulada su capacidad de decidir".

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) ha desestimado que la declaración policial y judicial que hizo el padrastro de Imran fuese declarada nula, tal y como había solicitado su abogado, Fernando de Barutell, al entender que se habían vulnerado los derechos fundamentales de su representado. Durante el proceso para dirimir si la declaración de David F. V. no tenía validez, la Policía Nacional argumentó que el acusado no estaba en condiciones de prestar declaración la noche de su detención debido "a su agotamiento físico y psicológico", así que fue mejor tomársela "a primera hora de la mañana, una vez que hubiese recuperado la serenidad del juicio". La Jefatura Superior de Policía de Asturias elaboró un escrito de dos folios después de que el primer abogado de oficio del acusado remitiese un informe al Juzgado de Instrucción 3 de Oviedo en el que aseguraba que los agentes le impidieron asistir al detenido esa noche.

El fiscal del caso, Tomás Álvarez-Buylla, no sólo pide 33 años y cinco meses de cárcel para cada uno de los acusados (maltrato habitual, 3 años; lesiones, 5 años; asesinato, 25 años; y profanación de cadáveres, 5 meses). También reclama una indemnización conjunta de 100.000 euros para los abuelos maternos de Imran, que residen en Málaga.

Álvarez-Buylla sitúa la muerte del niño durante la última semana de octubre de 2014 en el piso que compartían Fadila, David e Imran en Vázquez de Mella. En un momento determinado, el padrastro se dirigió a la habitación del menor, que estaba despierto. A partir de ese momento, según el relato del Ministerio Público, "sin motivo aparente, con propósito de causarle la muerte y a sabiendas de no ser necesario para ello, con el fin de producirle sufrimientos innecesarios, comenzó a abofetearlo en múltiples ocasiones, lo que produjo que el menor llorase desesperadamente". El fiscal considera que David respondió "agarrándolo fuertemente" para "al menos en tres ocasiones arrojarlo violentamente contra la pared, la cama y el suelo de la habitación, agrediéndole repetidas veces, dándole diversos puñetazos en el abdomen y otras partes del cuerpo". Todo este rosario de brutales agresiones le produjeron al niño un politraumatismo exterior e interno, con múltiples fracturas óseas y orgánicas, que le provocaron una parada cardiorespiratoria "por abolición" de las funciones vitales.

La Fiscalía también relata que, una vez fallecido Imran, los dos acusados, "con la finalidad de ocultar la muerte del menor", lo introdujeron en una maleta pequeña envuelto en una manta y lo trasladaron hasta el apeadero, "donde lo arrojaron y lo abandonaron entre unos matorrales, todo ello con el fin de deshacerse del cuerpo", que finalmente fue descubierto por unos operarios que limpiaban las vías. Concluye la Fiscalía explicando que, posteriormente, "y con el fin de lograr la impunidad o entorpecer la labor policial, se trasladaron ambos a la ciudad de León, tras regalar la ropa y enseres del menor a terceras personas desconocedoras de los hechos acontecidos en el domicilio".