"Ha venido muchísima gente y el teléfono no ha parado de sonar". La sidrería El Ovetense, en la que trabajó Jhonny Geovanny Álvarez, el joven de origen ecuatoriano que murió el pasado miércoles por la noche tras sufrir un accidente de moto en Santa Marina de Piedramuelle, recibió ayer una gran cantidad de visitas y llamadas de pésame. El joven de 25 años, que sirvió en la terraza del negocio de hostelería, se había ganado con su carácter el cariño de los parroquianos. "Era muy buena persona", destacó Ana García desde detrás de la barra del local, donde trabajan la hermana y el cuñado del fallecido.

Cuando la esquela de Jhonny Geovanny Álvarez llegó a la sidrería, muchos clientes ya conocían el fatal desenlace del accidente de moto del miércoles por la noche. Francisco Garcés, amigo del fallecido y de su familia, llegó con unas cuantas copias de la esquela, listo para pegar una en la cristalera de la sidrería donde había trabajado Jhonny. El joven había dejado la hostelería y ahora estaba empleado en una empresa de paquetería de Gijón. "Todo el mundo se interesa por los detalles y nadie se cree que haya podido pasar algo así", comentó consternado Francisco Garcés. Antes de llegar al Ovetense había pegado ya "unas diez esquelas" y en la madrugada, dijo, habló por teléfono con la madre del joven. "No paraba de repetir que no lo iba a volver a ver", contó el amigo al tiempo que lamentaba lo "destrozada" que estaba la familia. Ellos, junto a la novia del fallecido, se encontraban ayer en el tanatorio, a donde se acercaron para mostrar su afecto multitud amigos y conocidos: "Está lleno", decía el amigo de Jhonny Geovanny a mediodía de ayer. "Era muy trabajador y muy buena gente. Siempre estaba ahí para cualquier cosa que pudieses necesitar de él", añadió después.

Entre quienes se acercaron a la sidrería abundaban clientes con los que el joven de origen ecuatoriano había entablado relación durante el tiempo que trabajó allí. Entre ellos, trabajadores del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias, que se encuentra en la misma calle. "Estamos todos destrozados", dijo una de las empleadas de la institución. El fallecido tenía muy buena relación, por ejemplo, con los agentes de la ley destinados en el tribunal, a los que "estaba todo el día haciendo preguntas". Jhonny Geovanny quería entrar en los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado y los agentes, ayer "conmocionados", "siempre le animaban a que se presentase a los exámenes".