En el inicio del mandato municipal de 2011-2015, Gabino de Lorenzo no tenía entre sus planes volver a poner en marcha un organismo que él mismo se había encargado de desmontar pieza a pieza: cesando gerentes, cediendo su sede a la Fundación Gustavo Bueno, quitándole la programación del Campoamor para dirgirla él mismo desde alcaldía, retirándole la red de bibliotecas... No, la Fundación Municipal de Cultura (FMC), creada en 1985 por el gobierno socialista de Antonio Masip, no era un órgano querido por De Lorenzo. Pero el alcalde popular estrenaba gobierno en minoría (todavía no se había retirado a la Delegación del Gobierno) y no le quedó otra que aceptar la propuesta de la oposición para refundarla. Fueron IU y Foro los que más se empeñaron en resucitar la Fundación, retomando la idea del colectivo SOS Cultura, que veían en ese organismo una forma de abrir la programación cultural de la ciudad a la participación ciudadana y de mejorar la oferta.

Los estatuos se debatieron, ya con Caunedo en la Alcaldía, con bastante polémica, en especial el tipo de perfil de quien había de ocupar el puesto de director-gerente de la Fundación. Se limitó al final a personal municipal, y aunque los sindicatos coincidieron con el PP en que era mejor la libre designación, IU y Foro forzaron el concurso de méritos.

Mientras, en el área de Cultura se libraban otras batallas entre técnicos municipales. El único con la máxima categoría, adscrito siempre a Cultura y primer gerente de la Fundación, Juan Vega, peleaba para evitar que otro técnico de su mismo nivel y adscrito al área de Turismo, Eugenio Corpas, "suplantara" su puesto, en sus propias palabras.

El concurso de méritos se puso en marcha con varios problemas. El primer tribunal designado para el proceso poco menos que salió corriendo. Y el máximo responsable de Cultura presentó varios recursos contra el procedimiento. Casi todos se desestimaron, incluidos los que tenían que ver con la forma de valorar los méritos en el concurso. Ni la antigüedad, a partir de tres años, ni la categoría puntuaban más en este proceso de selección de director-gerente. Ese fue el motivo por el que Vega no se presentó al proceso. Consideraba que el puesto estaba hecho para otra persona; no era justo, por ejemplo, que un ordenanza vinculado a Cultura con tres años de experiencia tuviera los mismos puntos que el técnico responsable del área durante 35 años.

Sí lo hizo Roberto Sancifrián, técnico coordinador de actividades, y también lo hizo Eugenio Corpas, adjunto a la dirección de Turismo. Pero llegó el nuevo equipo de Gobierno y la plaza quedó parada. Corpas acudió a los tribunales y el juez le dio la razón, el Ayuntamiento debía resolver el proceso. Lo que no se esperaba era que Sancifrián se hicieran con el puesto. Aunque parece que los otros candidatos formularán recursos, la Junta de Gobierno debe confirmar ahora al nuevo gerente. Se provoca así una extraña bicefalia en Cultura, donde Vega continúa en el puesto que le asigna la nueva RPT de técnico responsable de la Fundación Municipal de Cultura. Y tendrá por encima de él, y por debajo de los órganos de gobierno, al nuevo gerente.