Ayer no se hablaba de otra cosa en los bares y comercios de Colloto: los vecinos consideran necesario tomar medidas urgentes para acabar con la oleada de delincuencia que sufre la localidad desde principios de año y la unión es la mejor vía para conseguirlo. Robos en coches, atracos en plena calle, agresiones... Colloto ha dicho basta y el pueblo entero se ha plantado contra una situación "que se ha vuelto insostenible" desde hace "dos o tres meses" y que los vecinos relacionan con la llegada "de una serie de familias conflictivas" a unas viviendas de protección oficial situadas en el entorno de la Plaza del Pueblo de Madrid.

Y es que Colloto sale "a más de un delito diario", según explica Nuria Cuartas, una maestra que en sólo dos días ha logrado implicar a 1.800 vecinos en la Plataforma por la Seguridad en Colloto, todos con sus nombres y sus carnets de identidad. "La respuesta está siendo increíble porque la gente está hasta el gorro. En Colloto hay una población que ronda las 4.000 personas y más de la mitad están en la plataforma. Y eso que mucha gente mayor no tiene acceso a las redes y que los menores de edad no pueden registrarse", explica Cuartas.

Lo cierto es que durante la elaboración de este reportaje fueron muchos los vecinos que se acercaron para contar su caso por propia iniciativa y que a lo largo de la tarde no paró de sonar el teléfono de este diario para denunciar más delitos. Uno de ellos lo sufrió ayer mismo la jubilada Amelia Méndez a eso de la una y media de la tarde. "Entré un momento a la farmacia con una niña de año y medio y cuando salí no tenía el bolso de su carrito", asegura.

Más de cincuenta negocios de la localidad se han prestado a colaborar para recoger firmas y aumentar así el tamaño de la plataforma. Están dispuestos "a lo que sea" porque ellos están sufriendo la oleada de delincuencia. "En los últimos meses me han robado tres veces. En una ocasión me tiraron la puerta con un mazo y me provocaron un montón de destrozos, en otra se llevaron el camión y lo vaciaron de mercancía para dejarlo tirado cerca de aquí, me roban a diario al despiste... Así estamos todos los día y aquí nadie hace nada", asegura Vicente García, que tiene una tienda de fruta. "A mí me robaron dos veces seguidas y me llegaron hasta a echar del seguro. La última vez se llevaron 600 euros de la caja y rompieron una puerta que cuesta 2.500", relata la veterinaria Ana María Bances.

Recientemente se han registrado en Colloto algunos sucesos que ponen los pelos de punta y atemorizan a los vecinos. Aunque la Policía no lo relaciona con la oleada de robos, la trabajadora de una sucursal bancaria fue atada y amordazada por dos encapuchados que se llevaron el dinero de la caja. Además, la bedel del centro social sufrió el ataque de dos menores de 14 años -este caso sí está más ligado a la oleada que denuncian los vecinos- que la intimidaron pidiéndole el móvil y el ordenador para dejarla en paz después de que ella les hubiese reprendido por fumar porros en el baño. La mujer le dijo a la Policía que los menores llegaron a intentar besarla y tocarle un pecho. Ella seguía ayer de baja. "Estoy muy harta. Soy de Colloto desde siempre y nunca había pasado algo así. Siempre hubo familias gitanas aquí y convivimos perfectamente. No se trata de una cuestión racial, hablamos de delincuentes, no de su raza", señala Mónica Álvarez, que ha sido la promotora de una campaña de recogida de firmas que se ha puesto en marcha a través de la web change.org para reclamar seguridad en Colloto.

Los vecinos también han denunciado en infinidad de ocasiones el robo en el interior de los coches, en los comercios o atracos a personas que acuden al cajero a plena luz del día. "A una señora le robaron un montón de dinero justo después de salir del banco y no hay comercio o negocio que no haya tenido algún problema de este tipo. Los más jóvenes también tienen a los niños amedrentados", dice Laura Ferreirós. Los responsables del espacio Vive Colloto, muy activo en Facebook "y más ligado a los bares", ha convocado una manifestación para hoy a las seis de la tarde. "Somos un pueblo que está dividido entre Oviedo y Siero, pero ninguno hace nada. Queremos un cuartelillo o Policía de proximidad", reclama Nuria Cuartas.