Ocupa poco más que un teléfono móvil y les ha cambiado la vida. "Antes nada más levantarse tenía que darse dos pinchazos, ahora es uno cada tres días", señala Mónica González, madre de una de las pacientes.

Celia y Ángela son dos de los 12 niños que participan en el programa de control de la diabetes con bombas de insulina que se desarrolla en el HUCA. Este dispositivo reemplaza los pinchazos y permite un mayor control. "Cada noche te tienes que levantar cada dos horas para ver cómo está y durante el día también hay que controlar. La bomba no te quita la preocupación pero te permite estar más tranquilo",expica Luz María Prado otra de las madres.

En total en Asturias 14 niños llevan este dispositivo, doce forman parte del programa del HUCA y dos son del hospital San Agustín de Avilés. Por el momento son los dos centros con una unidad de diabetes infantil. Para utilizar la bomba de insulina los padres necesitan una formación específica. Hay que contar los hidratos de carbono y calcular las dosis necesarias. "Que un niño lleve una bomba no significa que los padres se vayan a olvidar de la diabetes", puntualiza Isolina Riaño, la responsable de la unidad en el HUCA. "La bomba se coloca a los pacientes que no consiguen un control adecuado con otros métodos o en el caso de niños que necesiten dosis muy pequeñas que no se pueden marcar con los bolígrafos que se usan para los pinchazos", explica la doctora Riaño. "El tratamiento simula lo que hace el páncreas cuando funciona bien".

Algunas bombas van unidas a un sensor que mide los niveles de glucemia en tiempo real y tiene un mecanismo que marca el riesgo de hipoglucemia. Para Isolina Riaño éste es uno de los avances más importantes. "Con esto se pueden reducir muchísimo los riesgos sobre todo en niños pequeños porque evita entrar en parada", explica.

Los expertos advierten de las edades "cada vez más tempranas"con las que se diagnostica diabetes a lo niños.