Cuando en el interior del maniquí se encendieron las luces verdes Julia supo que había salvado "la vida" al muñeco. Aplausos en la sala, el pequeño gimnasio del colegio Gesta el primero de una lista de veinte por toda Asturias que forma parte de un novedoso programa de prevención de riesgos escolares.

Se trataba de debutar explicando las técnicas de reanimación a base de masajes cardiacos y boca a boca. El grupo de alumnos de sexto de Primaria echó el resto con esos bustos de goma que representan accidentados y con los que se trabaja con filtros higiénicos para evitar infecciones. No es fácil "salvarlos" a pesar de las indicaciones del bombero Mauricio Bogomak, argentino, encargado de llevar la sesión. "Mala suerte, Sergio. A ti se te murió el accidentado". Y mira que Sergio se molestó con el masaje, mano contra mano, sobre el pecho del maniquí.

"Nuestro primer reto es que los alumnos se diviertan. Cuando se les explican las cosas así, en plan lúdico, los resultados están asegurados", dice Miryam Hernández, directora del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, que ayer no se quiso perder el inicio del programa.

Por las explicaciones de los expertos pasarán a lo largo de los próximos meses -hasta junio- unos 2.400 niños de una veintena de colegios de toda la geografía autonómica, "desde San Antolín de Ibias hasta las Peñamelleras" pasando por Avilés, Gijón, Parres, Tapia o Cangas de Narcea, por citar algunas localidades.

"Intentamos divulgar la filosofía del riesgo cero". Tener claro lo que hay que hacer en caso de accidente o paro cardiaco "es una maniobra que salva vidas", señala Bogomak.

Cuanto antes, mejor

A juicio de Miryam Hernández, que fue alumna de La Gesta, "cuanto antes se aprendan estas cosas, mucho mejor". Sin esa carga dramática que puede acompañar a los primeros auxilios, los niños son capaces de tomárselo de forma positiva. El programa está pensado para escolares de Primaria, de seis a once años, con dos versiones, una para los más pequeños y otra para los cursos más avanzados.

La sesión incluyó explicaciones sobre el funcionamiento de los sensores de incendios y de los extintores. Hubo más de un susto. Todos los alumnos participantes en la sesión, unos veinticinco, aprendieron los conceptos más básicos de las técnicas de manipulación de personas accidentadas, esta vez con "maniquís" de verdad, los propios escolares.