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Los helados llegaban en verano

Los establecimientos y puestos de carritos más conocidos de la ciudad dejaban de despachar su dulce mercancía al llegar el otoño

Los helados llegaban en verano

Aprovechando el título de la obra teatral de Fernando Fernán Gómez "Las bicicletas son para el verano", cambio el verbo y me quedo con "eran" para hablar de mis viejos tiempos, en los que los famosos helados de "Los italianos", como así los llamábamos comercialmente, ubicados en la Plaza de la Escandalera, abrían sólo en época estival y cerraban una vez llegado el otoño.

Unos años después la misma firma abrió un nuevo negocio en la calle Milicias Nacionales, pero ya no recuerdo si el local permanecía en servicio todo el año, puesto que hace más de dos décadas que resido en Madrid.

En el Paseo de los Álamos y en la misma etapa veraniega, en cada extremo se colocaban sendos carritos vendiendo helados. Uno de ellos era de "Verdu", cuyo establecimiento estaba en la calle Cimadevilla.

En el otro extremo se situaba el carrito de "los hermanos Oria", cuya fábrica estaba en la calle Marqués de Teverga.

A los hermanos Oria los conocí bastante. Sobre todo a Francisco, que dejaba su carrito en la Plaza de América y con el que me entretenía charlando. Cuando él precisaba ausentarse yo me quedaba atendiendo su negocio y eso me servía para que después me regalase un buen helado de cucurucho. Por el invierno los Oria tenían unas pequeñas maquinitas que imitaban a las de vapor, donde cocían castañas que se expendían en cucuruchos de papel de periódico y de esa forma soportaban mejor el calor.

Volviendo a "Los Italianos", recuerdo que cuando íbamos a comprar sus helados pasábamos previamente por la caja que tenían a la entrada.

Según el precio que variaba según fuese el helado, (de una, dos o más bolas, o de corte), nos daban una ficha de color que debíamos entregar en el mostrador. En cuanto a "Verdu", no solo sus helados eran excelentes, también el turrón. En Navidad había cola en su establecimiento para comprar. Usted se acuerda de todo esto, ¿verdad? Yo al menos no me olvido.

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