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Nanopartículas que acaban con el cáncer, una búsqueda pionera desde Asturias

Científicos del HUCA y de la Universidad experimentan un novedoso tratamiento a base de óxido de cerio para atacar células tumorales

Los miembros del grupo investigador. De izquierda a derecha, Daniel Martínez Pérez (estudiante de sexto de Medicina), José Fernando Vázquez (doctor en Biología), Amador García Fuente, Francisco Javier García y José María Viéitez. Faltan Jaime Ferrer, José Ignacio Martín Carbajo (profesor titular de Física) y Rebeca Fernández (biotecnóloga). LUISMA MURIAS

El objetivo es grande, de dimensión planetaria, de los que resulta fácil resumir en un solo párrafo pero muy difícil hacer realidad: diseñar una estrategia nueva para el tratamiento del cáncer. Una estrategia basada en un metal. Con una singularidad que la hace novedosa: emplear ese metal, óxido de cerio, en forma de nanopartícula. Una partícula de tamaño tan ínfimo que pueda penetrar en las células tumorales y destruirlas. En definitiva: diseñar una nanopartícula inteligente para curar el cáncer.

En el párrafo anterior ha quedado resumido lo que se propone hacer un equipo multidisciplinar de investigadores asturianos. Un proyecto cuyos conceptos gestaron hace tres años, en el que llevan trabajando más de dos años, que ha tomado velocidad en los últimos meses y que muy pronto piensan plasmar en varios artículos científicos.

Médicos, biólogos, físicos y químicos están embarcados en una aventura de largo plazo que, a su juicio, empieza a dar "señales esperanzadoras". "Estamos en la fase 'in vitro'. Si las cosas van bien, en año y medio pasaríamos a investigación animal. Y hay que hacer tres modelos animales para pasar a la fase clínica. Todo esto implica un proceso de varios años, pero confiamos en llegar a buen puerto", relatan los investigadores a LA NUEVA ESPAÑA, en una conversación que se desarrolla entre los tubos de ensayo de uno de los laboratorios de cirugía de la Facultad de Medicina de Oviedo.

"En medicina se han empleado nanopartículas metálicas, por ejemplo para imágenes radiológicas, pero en el caso del cáncer los metales sólo se han usado en forma soluble, caso del cisplatino, de larga trayectoria, o de las sales de litio, pero no de nanopartículas", explica José María Viéitez, jefe de sección del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). De ahí la novedad del intento: "Nuestro proyecto se centra en diseñar una nanopartícula inteligente. Las nanopartículas serían una familia nueva en el grupo de fármacos contra el cáncer".

El investigador principal del proyecto es Jaime Ferrer, catedrático de Física de la Materia Condensada, ausente de la conversación porque se encuentra en Estados Unidos en viaje de trabajo. La vertiente química la lidera Francisco Javier García, catedrático de Química Orgánica e Inorgánica. "Hay partículas que son tóxicas para el ser humano, pero el óxido de cerio parece que sí es tolerado por los organismos pluricelulares", señala Francisco Javier García. El óxido de cerio tiene aplicaciones muy relevantes en el campo de la química, por ejemplo en catalizadores de coches, porque capta y suelta oxígeno con facilidad. Sin embargo, "aplicado a la medicina es novedoso y restringido".

Las partículas de este metal, si no son previamente tratadas, se agregan, se aglomeran, y no pueden penetrar en la célula. "Para que se introduzcan necesitamos que se mantengan aisladas, en tamaños muy pequeños, del orden de los nanómetros", indican los investigadores, quienes han constatado, mediante el microscopio, que estas partículas "se internan en la célula y tienen cierta actividad".

Una segunda clave del proyecto es la comprobación de que, como agente único, el óxido de cerio es activo en algunas líneas celulares, pero "combinado con el 5-fluorouracilo es sinérgico, es más que aditivo, su efecto se potencia", afirman los científicos. Aunque lleva muchos años siendo usado en el tratamiento del cáncer, "el 5-fluorouracilo sigue resultando imprescindible en el tratamiento de los tumores gastrointestinales", precisa el doctor Viéitez.

Las propiedades de la partícula de óxido de cerio varían en función de varios factores. Uno de ellos es el producto químico que la envuelve. Con la dificultad añadida de que "pequeñas variaciones en la síntesis de este recubrimiento hacen que las propiedades cambien drásticamente", puntualiza Francisco Javier García. Testar posibles envolturas es uno de los desafíos inmediatos. "Es clave recubrir la partícula de forma adecuada para que mantenga sus propiedades y su actividad, una vez que ingresa en el torrente circulatorio", añade el catedrático de Química.

La idea de este grupo de investigadores es continuar con esta línea de trabajo. Lo prioritario para ello es renovar la beca de la Ficyt que ha permitido impulsarla hasta la fecha y que termina a finales de este año. Resulta esencial, enfatizan, el carácter multidisciplinar del equipo, con médicos, biólogos, químicos y físicos. Además de sus conocimientos como doctor en Física, Amador García Fuente aporta un notable dominio del ámbito informático. "Hay empresas interesadas en lo que hacemos, tanto para proporcionarnos algún producto de partida como para comercializar el producto final. Hablo en concreto de Química del Nalón y de Nanovex. Nanovex puede ayudarnos con vesículas para recubrir las nanopartículas y salvaguardarlas durante el viaje", afirman.

El viaje de las nanopartículas aún no ha comenzado; el de este equipo de científicos, sí. Que el proyecto llegue al destino deseado requerirá apoyos, trabajo y mucho talento. Ambición y entusiasmo hay de sobra. Lo demás será cuantificado y evaluado por el paso del tiempo.

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