Wilson Alfonso, el youtuber de Oviedo que engañaba a jóvenes para "robarles" besos y difundía luego las grabaciones a través de su canal en la web, ha sido condenado por tres delitos de abusos sexuales y un cuarto en grado de tentativa y deberá pagar una multa de 1.890 euros e indemnizar con otros mil a dos de sus víctimas, pues la tercera renunció a la compensación económica. La titular del Juzgado de instrucción número 4, donde ayer se celebró el juicio rápido, también ordenó el decomiso de la cámara con la que el joven, de 24 años y residente en Oviedo, grababa los vídeos, así como su ordenador y la tarjeta gráfica.

Por iniciativa propia, según su abogada, Sonia de la Paz, Wilson Alfonso se ha dado de baja en Youtube y todas las redes sociales que utilizaba.

Ante la jueza y según su representante legal, Wilson Alfonso reconoció los hechos y se mostró "arrepentido".

Mientras él y sus víctimas declaraban, varios colectivos feministas, convocados por el Movimiento Democrático de Mujeres de Asturias, permanecieron concentrados a la puerta del Juzgado. Al acabar el juicio, que se celebró a puerta cerrada a petición del acusado, Wilson Alfonso salió por la puerta de atrás.

El youtuber ya había declarado ante los agentes el pasado miércoles. Asumió los hechos, pero en aquella ocasión se justificó diciendo que es "mago" y que grabar vídeos en la calle "es su trabajo".

Agustina Guglielmetti, portavoz del Movimiento Democrático de Mujeres, manifestó ayer, a las puertas del Juzgado, que el hecho de que el youtuber incurriese en abusos sexuales con el propósito de ganar dinero lo hace aún más grave.

"Esto no es una broma, es un abuso y un acoso, como los que sufrimos a diario todas las mujeres", manifestó.

Una de las chicas que Wilson Alfonso abordó por la calle en Oviedo lo denunció y contactó con los colectivos feministas, que se movilizaron para localizar a más víctimas, a las que animaron a acudir a la Policía.

Ayer, las jóvenes que denunciaron a Wilson Alfonso no tuvieron que verse las caras con él durante el juicio. Sólo una de ellas comentó que había cruzado la vista con él unos instantes y que su actitud le pareció "chulesca". La abogada del hombre comentó que compareció ante la jueza "muy nervioso".

Una de sus víctimas, Carmen Émbil, renunció a la compensación económica y antes de entrar a declarar explicó que al ver las imágenes colgadas en Youtube sintió "asco". Otra, Patricia Laine, declaró ante la jueza que se había sentido "engañada".

El "robabesos" solía actuar en el Campo San Francisco y por el entorno del Palacio de Congresos de Buenavista, el Calatrava. Su objetivo era besar a mujeres en la boca, mediante engaños y sin su permiso. Lo conseguía con artimañas y falsos trucos de magia, las grababa en vídeo con la ayuda de un amigo, menor de edad, y luego lo colgaba en su canal de Youtube y en Twitter.