La plaga de grafitis de Oviedo ha saltado a los colegios. El primero en pedir ayuda ha sido el centro público Baudilio Arce al solicitar al Ayuntamiento la limpieza de sus muros exteriores e interiores, patios y fachadas. Los seis equipos del servicio de limpieza municipal especializados en eliminar pintadas se turnan desde la semana pasada para trabajar "a destajo" en la escuela de la calle Guillermo Estrada, en Llamaquique. "Estamos infestados de grafitis y escritos en las paredes. Hay tantos que ya casi no queda sitio para hacerlos". Mercedes Rodríguez, la directora del colegio, descubrió los primeros dibujos de aerosol hace dos años en el patio cubierto y a partir de entonces se dio cuenta de que "el número aumentaba a diario" hasta crecer a un ritmo vertiginoso en noviembre pasado.

La concejala de vías públicas, Ana Rivas, reconoce que la cantidad de pinturas del recinto es "exagerada" y aunque aclara que la petición de limpieza de la comunidad educativa ha sido la única de estas características recibida hasta el momento en el Ayuntamiento, afirma que los grafitis afectan a más colegios de Oviedo. El presupuesto destinado a limpiar el Baudilio Arce forma parte del contrato de mantenimientos de centros públicos. Es decir, que no se ha aprobado una cantidad extra, sino que la tarea se asume como una parte más del servicio habitual.

Los operarios acuden a la escuela armados con fregadoras, productos químicos, pinturas y barnices. Lo hacen cada día hacia las tres y media de la tarde para no interferir en el horario lectivo y a provechar la mayor parte de la tarde. No hay fecha de finalización de la tarea, ante la gran cantidad de grafitis. Según la directora del Baudilio, el problema se extiende al contiguo Instituto Fleming con el que el que comparten parte del terreno. Así, firmas como "Chons", "Rakos" o "North Vandals" son perfectamente visibles desde la calle Guillermo Estrada, Sara Suárez Solís (antes Sargento Provisional) y la avenida Hermanos Menéndez Pidal.

Las pinturas inundan la ciudad desde hace meses y afectan especialmente a fachadas del casco antiguo en las que el Ayuntamiento no puede intervenir porque se trata de propiedades privadas, están protegidas por Patrimonio (dependiente del Principado), o bien es complicado localizar a los dueños al estar deshabitados. A medio y largo plazo, el gobierno local combatirá la invasión de pintadas implicando a los grafiteros en un plan específico para limpiar el barrio del que también formarán parte los vecinos. La intención del tripartito pasa por poner muros y espacios públicos a disposición de los grafiteros para regular las pintadas y evitar su proliferación indiscriminada. Además, el Ayuntamiento estudia la firma de un convenio de actuación con el Principado e instituciones como el Arzobispado (propietario de varios edificios plagados de grafitis) que le permita limpiar las formas y dibujos del Antiguo.